"ME PATEARON, GOLPEARON, MORDIERON, ESCUPIERON, ME AGREDIERON VERBALMENTE. Usted lo ha dicho, me pasó de todo". |
En octubre de 2015, los técnicos en emergencias médicas Kelly Adams y Al Royas fueron enviados justo pasada la medianoche a una problemática parte del centro de la ciudad de Detroit para ayudar a una mujer con un tobillo lastimado. Al llegar, el novio de la mujer insistió en subirse él también a la ambulancia rumbo al hospital. Como los técnicos en emergencias médicas se negaron, el hombre golpeó a Royas en la cabeza, luego tomó un cúter y le hizo un tajo en la mano y debajo del ojo. En un intento por salvar a su compañero, Adams tomó un banco de la ambulancia y golpeó al atacante dos veces; sin haberse inmutado, él golpeó a Adams, y luego utilizó el cúter para hacer un profundo tajo sobre su mejilla izquierda, desde su oreja hasta el borde de la boca. Golpeados y ensangrentados, los técnicos en emergencias médicas pudieron finalmente atrincherarse en la ambulancia y manejar hasta la sala de emergencias.
El ataque fue más violento que lo usual, pero no fue anormal; en todo el país y en todo el mundo, en ubicaciones tanto rurales como urbanas, las pruebas sugieren que los socorristas están ahora sufriendo históricamente altos niveles de violencia por parte de las personas a las que ellos están intentando ayudar. "Luchamos en todo momento", le dijo Adams a la estación de noticias local tres semanas después del ataque. "El tema es que nunca llegan estas noticias a la televisión".
Pasen un rato con cualquier policía, técnico en emergencias médicas, o bombero que hayan respondido a una suficiente cantidad de llamados médicos, y verán que abundan las historias de guerra. Los socorristas con frecuencia reciben mordidas, escupitajos, patadas, golpes y maldiciones. A veces incluso reciben golpizas, puñaladas e incluso disparos. Las luchas mano a mano con pacientes borrachos, drogados, con alteraciones mentales o enfurecidos se han convertido en una habitual práctica del oficio.
"Francamente, este es un deporte de contacto", me dijo Rick Smith, jefe de policía en Wakefield, Massachusetts, y vicepresidente saliente de la Asociación Internacional de Jefes de Policía. "La mayoría de nosotros decimos, ‘No te preocupes por esto, es parte del trabajo.’ Pero la realidad es que la sociedad no hace un buen trabajo por comprender y atender este problema."
Jennifer Taylor, directora del Centro para Tendencias en Investigación y Seguridad de Lesiones de Bomberos (Center for Firefighter Injury Research & Safety Trends, FIRST) en la Universidad de Drexel, ha entrevistado a decenas de socorristas que han sufrido ataques de violencia en su trabajo.
Muchos de esos socorristas se sienten abandonados, dijo. "La gente que trabaja para los servicios de emergencias médicas realmente quieren conversar sobre esta cuestión, porque nadie ha pensado acerca de esto", dijo. "Ellos sienten que los muelen a palos y que a nadie le importa".
Una clara indicación de la aparente apatía de la sociedad con respecto a la violencia sobre los socorristas es lo poco que sabemos sobre las cuestiones básicas en torno al problema, incluso la frecuencia con la que ocurre y su razón. Actualmente, no existe un sistema centralizado de uso generalizado para reportar ataques contra socorristas, y ninguna legislación ni normas estatales o federales exigen que el personal informe cuando son acosados.
Por una serie de razones, muchos socorristas no reportan voluntariamente los ataques, y algunos pocos estudios académicos han estudiado el tema con mayor atención. En cambio, el problema siguió siendo en su mayoría invisible para la sociedad en general, los investigadores e incluso a veces para los líderes departamentales.
No obstante, los datos y evidencia anecdótica disponibles ilustran un alarmante panorama. Una encuesta del 2015 a casi 1800 miembros del personal de servicios de emergencias médicas en Estados Unidos reveló que el 69 por ciento había experimentado alguna forma de violencia en el lugar de trabajo durante los 12 meses anteriores. Un tercio había recibido golpes, cachetazos, o rasguños; alrededor del 30 por ciento había recibido escupitajos; el 11 por ciento había recibido mordidas; y más de dos tercios habían recibido agresiones verbales. Estudios similares en Australia y Canadá revelaron que entre el 75 y el 88 por ciento de los socorristas allí habían experimentado algún tipo de violencia durante el último año.
"Uno regresa a su hogar, se guarda todo, y vuelve al día siguiente y se espera que uno sea la misma persona. No lo somos. Cada vez que alguien nos hace algo, somos diferentes del día anterior…" — Jane, Paramédica |
Las únicas estadísticas semi oficiales que existen provienen del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional, que estima que alrededor de 3,500 trabajadores de los servicios de emergencias médicas en Estados Unidos debieron acudir al hospital en el 2016 con lesiones originadas por violencia relacionada con el trabajo, a pesar de que la mayoría de los expertos coincide en que la cifra real es mucho más elevada.
A pesar de la falta de datos fidedignos, cada experto del rubro con los que conversé – incluso líderes de sindicatos, investigadores, líderes de organizaciones nacionales de socorristas, y los mismos socorristas - dijo que no existen casi dudas de que en base a lo que ven y oyen, los ataques a socorristas han alcanzado alarmantes proporciones. Algunos citaron a la epidemia de opioides como una razón; otros apuntaron a un significativo aumento en los llamados médicos durante las últimas décadas; y otros simplemente citaron el quiebre del decoro social.
Sea cual fuera la razón, toda esta estática se está cobrando sus víctimas. Una encuesta del 2015 a más de 4,000 socorristas en Estados Unidos reveló que el 6.6 por ciento había intentado suicidarse, lo que representa un índice 10 veces mayor que en la población en general. Otros estudios sugieren que se descontroló el abuso de sustancias por parte de los socorristas, y que están cayendo las tasas de retención, especialmente entre el personal de servicios de emergencias médicas.
"Creo que la situación es urgente – y puedo decir esto porque he conversado con paramédicos de todo el país", me dijo Taylor. "Cuando le pido a los paramédicos que me cuenten sobre sus lesiones físicas ellos soportan cuando son agredidos, no quieren conversar sobre eso – quieren conversar sobre el impacto psicológico".
Muchos han contemplado la idea de suicidarse, dice ella. Otros han abandonado la profesión, mientras que algunos que no lo hicieron dicen que están tan saturados que ya no se preocupan por los pacientes que atienden. "Ellos ven como una injusticia que ellos reportan estos incidentes y que nadie es culpado. Entonces deben regresar a trabajar al día siguiente y actuar de manera profesional con alguien que podría escupirles la cara, vomitarlos, empujarlos fuera de los equipos, o robarles la medicación de la ambulancia", dice Taylor. "¿Quién desea postularse para ese tipo de trabajo?" Nadie querría sabiendo lo que ocurre".
El factor del llamado médico
Según muchos expertos, una importante razón subyacente de este aumento en la violencia y estrés que invade a los bomberos y demás proveedores de servicios de emergencias médicas es el dramático aumento en los volúmenes de llamados médicos. Según NFPA, los llamados al servicio de emergencias médicas del cuerpo de bomberos han aumentado alrededor del 350 por ciento durante los últimos 30 años, incluyendo un salto de casi el 50 por ciento solo en la última década. En Nueva York, el Departamento de Bomberos de Nueva York reporta que más del 80 por ciento del total de los llamados al departamento son ahora por temas médicos, lo que coincide con el servicio de bomberos a nivel nacional, según la Asociación Internacional de Bomberos (IAFF). A pesar de esto, los niveles de dotación de personal no han sufrido prácticamente cambios durante la última década o más.
"Independientemente de lo que alguien te haga, aguántatelo. Sonríe. Saluda. Pueden escupirte. Simplemente acéptalo, porque no puedes tomar represalias de ningún modo". — John, Bombero-EMT |
"Una de las cosas que vemos aparecer de la recesión es que muchas municipalidades – especialmente comunidades urbanas, metropolitanas, e incluso suburbanas – están creciendo hacia las afueras, ascendentemente y en población, pero los recursos del cuerpo de bomberos en cuanto a personal e inversiones de capital no crecen", me dijo Thomas Breyer, director de incendios y operaciones de servicios de emergencias médicas/ sistema de información geográfica de la IAFF.
En Filadelfia, en donde se encuentra la Universidad de Drexel, los bomberos rutinariamente observan un aumento del 20 por ciento en los llamados a los servicios de emergencias médicas año tras año, me dijo Taylor. "Pero puedo asegurar que ellos no cuentan con un aumento ni siquiera del 20 por ciento en el personal", dijo.
Como resultado, algunos temen que el sistema en cuestión esté alcanzando un punto de quiebre. Los socorristas están cada vez más desgastados, desilusionados, deprimidos, y cansados de brindar su ayuda solo para recibir ingratitud, un puño cerrado, o algo incluso peor. John Montes, un especialista en servicios de emergencia en NFPA y antiguo técnico en emergencias médicas en Boston, dijo que la violencia puede manifestarse de muchas maneras con el tiempo tanto para los trabajadores del servicio de emergencias médicas como para los pacientes. Habló de un amigo, también técnico en emergencias médicas, que describía a la profesión como "el trabajo de los sueños" y que iba a trabajar cada día vestido en un uniforme perfectamente planchado. Con el tiempo, no obstante, se desgastó. "Luego, un día transportó a un prisionero a un hospital y el prisionero lo mordió tan fuerte que lastimó su piel y su saliva penetró por el flujo sanguíneo del técnico en emergencias médicas", dijo Montes. "El paciente se negó a someterse a pruebas de enfermedades contagiosas, de modo que el técnico en emergencias médicas tuvo que tomar fuertes antibióticos, que le hicieron tan mal que terminó internado en el hospital durante una semana con hemorragias internas. Cuatro meses después, mi amigo transportó a otro preso y el hombre lo escupió, mi amigo se la devolvió".
En un ataque de furia, el técnico en emergencias médicas golpeó al paciente; el hospital reportó el incidente al departamento y el técnico en emergencias médicas fue inmediatamente despedido. "Hizo lo que hizo por todas las terribles cosas que le habían ocurrido, y él no recibió la atención y el apoyo suficientes por esos temas", dijo Montes. "¿Es correcto lo que hizo? No. Pero tampoco es correcto lo que le hicieron a él."
Montes conoce al menos a 16 amigos y antiguos colegas del servicio de emergencias médicas que se suicidaron en años recientes. Otros han renunciado a causa del peso del trabajo, o fueron también despedidos después de intentar golpear a pacientes violentos. El problema ha llegado a un punto en el que ya no puede seguir siendo ignorado, me dijo.
"Los socorristas presentan índices de suicidio y abuso de sustancias más elevados que el resto de la población, y la gente se pregunta por qué", dijo. "Es el concepto de muerte por mil cortes, y esos ataques son grandes cortes. La gente está comenzando a ver esto como un gran problema, y finalmente comenzando a sacarlo a la luz".
A medida que los daños emocionales en los socorristas reciben mayor atención, se está comenzando a destinar dinero en proyectos de investigación para desarrollar estrategias que puedan servir de ayuda. En septiembre de 2017, la Agencia Federal de Manejo de Emergencias le adjudicó al programa FIRST de Taylor un subsidio de Asistencia para Bomberos de $1.5 millones de dólares con el fin de estudiar el estrés y la violencia en los servicios de emergencias médicas relacionados con incendios – fue el primer subsidio de asistencia para bomberos de la historia para financiar un proyecto focalizado en los servicios de emergencias médicas del cuerpo de bomberos. El proyecto, denominado "Estrés y violencia en socorristas de los servicios de emergencias médicas relacionados con incendios (SAVER)", tiene como fin desarrollar abarcativos listados de verificación de sistemas que puedan ser utilizados por los sindicatos de bomberos y departamentos de bomberos para reducir el estrés y las lesiones de los trabajadores relacionadas con la violencia en el lugar de trabajo [vea "Defensora de socorristas"]. Los investigadores asimismo trabajarán con los departamentos y sindicatos en cuatro ciudades con programas piloto para alentar el uso extendido de una herramienta confidencial para el reporte de violencia llamada EMERG, que fue desarrollada por el Centro para Liderazgo, Innovación e Investigación en Servicios de Emergencias Médicas.
Taylor y otros sostienen que los eventos de violencia han estado lamentablemente mal denunciados durante décadas, en parte debido a que los departamentos no instaban a los socorristas a reportarlos, y en parte debido a que los socorristas por lo general eligen no hacerlo. Muchos socorristas consideran que lidiar con la violencia es simplemente parte de sus trabajos, y la actitud de "aguántatela, querido" está generalizada, me dijeron los socorristas. A otros les preocupa que reportar ciertas experiencias, como haber sido golpeado por un ciudadano senil, podría ser recibido con burlas en la estación de bomberos, y algunos socorristas temen ser considerados o tomados de punto como débiles.
Algunos no reportan los incidentes violentos por compasión con sus pacientes mentalmente enfermos.
Taylor dijo que es importante que los sindicatos tengan un importante rol en el desarrollo de la herramienta confidenciales reporte, ya que los bomberos tienden a confiar en sus pares más que en los departamentos cuando se trata de compartir lesiones relacionadas con el trabajo, y será más probable que cuenten sus experiencias. Los investigadores de Drexel tendrán asimismo acceso a cada uno de los datos de compensación de los trabajadores del departamento de prueba y podrán comparar las disparidades entre los incidentes oficiales reportados a los departamentos con la cantidad de incidentes de violencia que se reporten a través de la herramienta de reporte EMERG.
"Sé que en Filadelfia, el departamento de bomberos recibe un promedio de 5 a 10 informes de compensaciones de los trabajadores por año a causa de lesiones sufridas durante agresiones, pero el sindicato de bomberos de Filadelfia nos cuenta que la gente recibe agresiones allí todos los días", dice Taylor. "Esperamos que el estudio nos ayude a obtener una mejor aproximación a la verdad".
‘Un largo camino por recorrer’
Si bien la investigación es vital para comprender los niveles de violencia enfrentados por los socorristas y el modo de poder protegerlos mejor y estar preparados para enfrentarlos, se están desarrollando otras estrategias de forma paralela. Muchos estados estadounidenses, por ejemplo, han sancionado leyes que indican que agredir a un técnico en emergencias médicas o bombero es considerado un delito, un paso que podría disuadir a algunos potenciales agresores. Canadá y Australia han también comenzado campañas mediáticas para resaltar la violencia padecida por los socorristas con la esperanza de que un público mejor educado ayude a reducir la ola de agresiones a los técnicos en emergencias médicas que se está registrando en esos países. Algunos departamentos han comenzado también a colgar carteles en ambulancias con mensajes como por ejemplo "NO está bien atacar a los paramédicos"; el departamento de bomberos de Nueva York ha comenzado recientemente a exhibir una calcomanía en la que se informa a los pacientes que agredir a un técnico en emergencias médicas puede llevar a siete años de prisión. Cada vez más, los departamentos están comenzando a implementar nuevas estrategias tales como marcar domicilios particulares en sus sistemas de despacho en donde se han producido ataques de violencia en el pasado para hacer saber a los socorristas que estén preparados o para que llamen a unidades policiales que los asistan.
Si bien estas medidas pueden reducir el problema, una mejora duradera debe incluir un trascendental cambio en múltiples frentes, similar a la batalla que el cuerpo de bomberos está actualmente librando contra la elevada incidencia de casos de cáncer entre los bomberos, según lo que me dijeron varios expertos. Eso significa modificar la cultura para eliminar el estigma en torno a la salud mental y reportar los casos de violencia, así como desarrollar más y mejores capacitaciones, mejorar las tácticas de los socorristas y operadores, y crear normas para la industria del sistema de emergencias médicas que prioricen y definan mejor la seguridad.
"Aún nos queda un largo camino por recorrer", me dijo Breyer de la IAFF, agregando que el capítulo sobre auto preservación y seguridad ha sido siempre el más breve en los libros de textos de los servicios de emergencias médicas. "Recién estamos comenzando a tomar consciencia de que la violencia es una exposición al igual que respirar agentes cancerígenos – es todo parte de la salud física y mental y es un asesino silencioso".
Vince Robbins, presidente de la Asociación Nacional de Manejo del Servicio de Emergencias Médicas, me dijo que muchos técnicos en emergencias médicas actualmente no reciben ningún tipo de capacitación sobre algunas de las mayores amenazas que enfrentan en su rubro, incluyendo la violencia por parte de pacientes, hostiles multitudes, y el modo de defenderse mental y físicamente a sí mismos en situaciones hostiles. Algunos de ellos sin capacitación son lo suficientemente afortunados de trabajar junto a veteranos que les pueden explicar lo que se siente cuando un paciente saca un cuchillo. Otros aprenden a través de atemorizantes experiencias en primera persona, que pueden ocasionar importantes repercusiones a nivel emocional, dijo.
"Uno llega a esta industria con la expectativa de que la persona que uno está ayudando será amable y agradecida", dijo Robbins. "Cuando la persona termina escupiéndote o lanzándote algún objeto por la cabeza y maldiciéndote, o sus familiares te maltratan verbalmente, eso te afecta emocionalmente. Uno se siente rechazado y herido emocionalmente. No se trata de dolor físico. Más bien creo que es un golpe emocional".
Robbins es también presidente de la compañía de servicios hospitalarios Monmouth-Ocean Hospital Service Corporation, o MONOC, el más extenso organismo de servicios de emergencias médicas en Nueva Jersey. Según Robbins, todos los nuevos técnicos en emergencias médicas en MONOC reciben capacitación sobre habilidades para salvar sus vidas, como por ejemplo contar siempre con una salida a disposición en cualquier sala o situación, contar con un radio y tener al alcance un botón antipánico, y saber cuándo abandonar una escena si un paciente o una multitud se vuelve amenazadora. Asimismo se los alienta a acercarse a conversar sobre incidentes y reportarlos, buscar ayuda terapéutica, y tomarse días por salud mental, dijo Robbins.
"Existe una mirada sobre este tema. Uno simplemente sabe que no están contentos cuando llega, y no están contentos por una razón. Se desquitarán con alguien". — Jane, Paramédica |
"Cada vez más las grandes organizaciones como la nuestra están comenzando a implementar este tipo de capacitación, pero las organizaciones más pequeñas, en especial los organismos rurales o suburbanos o los voluntarios particulares, probablemente reciban poca o nada de capacitación". El describe la situación de capacitación como "un revoltijo" y cree que esto debe modificarse. "Cómo protegerse a uno mismo de la violencia y los acosos debería enseñarse como parte del Programa Nacional de Normas Paramédicas para Técnicos en Emergencias Médicas junto con todo lo demás que deben saber", dijo.
Robbins está en una buena posición para lograr eso. Es actualmente presidente del Consejo Nacional de Asesoramiento para Servicios de Emergencias Médicas, un comité formado por 25 personas que, entre otras cosas, brinda recomendaciones al gobierno federal sobre cambios en el programa nacional de capacitación para técnicos en emergencias médicas. Me informó que la violencia y la salud mental son temas que han recibido mucha atención en el consejo últimamente y que él está seguro de que el comité recomendará modificaciones en el programa nacional para que se incluya una capacitación sobre violencia y seguridad. Podrían transcurrir dos años o un poco más hasta que se realicen cambios, no obstante, y tal vez un poco más hasta que las pautas lleguen a los estados. "Es un largo proceso, pero es profundo e integral", me dijo.
‘Sin una entidad para toda la industria’
Algunos se han preguntado si NFPA podría hacer más para ayudar a mejorar las normas sobre capacitación, salud y bienestar que deben ser cumplidas por los proveedores de servicios de emergencias médicas que no están vinculados con incendios. La organización brinda importantes pautas sobre la seguridad, procedimientos y programas de salud para bomberos que se entrecruzan con los servicios de emergencias médicas relacionados con incendios, pero tiene poco para decir sobre otros modelos de servicios de emergencias médicas, que comprenden la mayoría de la industria.
Actualmente, la organización cuenta con cuatro documentos directamente dirigidos a todos los servicios de emergencias médicas, incluso NFPA 1999, Norma sobre Vestimenta y Conjuntos de Protección para Operaciones de Emergencias Médicas, NFPA 473, Norma sobre Competencias del Personal del Servicios de Emergencias Médicas que Responden a Materiales/Armas Peligrosos/as de Incidentes de Destrucción Masiva, y NFPA 1917, Norma sobre Ambulancias Automotrices. Las principales pautas de NFPA para servicios de emergencias médicas no relacionados con incendios llegan a través de NFPA 450, Guía para Sistemas y Servicios de Emergencias Médicas, que puede ser utilizada por las organizaciones para evaluar la planificación, políticas, comunicaciones y otras operaciones sistemáticas. La guía, no obstante, aborda mínimamente la salud y seguridad del trabajador del servicio de emergencias médicas, que menciona que cada organismo debe contar con un "plan integral de salud y seguridad" e implementarlo, y que "los programas de salud y bienestar deben ser los adecuados para evitar enfermedades y lesiones en los participantes".
Es demasiado pronto para decir si se podrán encontrar pautas más específicas sobre el significado de un programa de salud y bienestar y el modo de crear uno en la próxima edición 2020 de NFPA 450, que está actualmente en proceso de revisión. "Con el creciente interés en los temas de violencia y salud de los socorristas, será interesante ver si contamos con opiniones o comentarios públicos relacionados con mayores recomendaciones sobre seguridad dentro de la guía", dijo Montes, que es enlace de personal del documento.
Con el aumento de la violencia contra el personal de los servicios de emergencias médicas a nivel mundial, algunos defensores sí creen que la industria está lista para contar con pautas mucho más integrales en torno a la salud y seguridad del personal.
Durante más de 30 años, los bomberos se han beneficiado de la norma de referencia NFPA 1500, Norma sobre Programas de Seguridad y Salud Ocupacional para Departamentos de Bomberos, que durante ese período ha ayudado a reducir las muertes de bomberos en servicio en un 40 por ciento y las lesiones en un 30 por ciento. No obstante, no existe nada como esto actualmente en el mundo de los servicios de emergencias médicas.
La limitada cantidad de normas nacionales sobre servicios de emergencias médicas está muy relacionada con el modo en que está fragmentada la industria, me dijo Robbins. Alrededor del 20 por ciento de los servicios de emergencias médicas está relacionados con incendios; el 20 por ciento está relacionado con hospitales; el 20 por ciento son privados, para obtener ganancias o comerciales; y el resto son nociones superficiales de voluntarios, sistemas híbridos, y otros modelos, dijo. "No hay manera de aunar a todos, y no hay manera de que esas diferentes entidades trabajen unidas", dijo. "Todos tenemos un modo diferente de observar el mundo, y francamente diferentes flujos de ingreso que no siempre se alinean. Ha sido muy difícil hablar con una única voz."
A través de su proceso de desarrollo de normas, NFPA presenta una larga historia de aunar opiniones dispares y con frecuencia enfrentadas, para crear consenso sobre algunos de los más controvertidos e importantes problemas enfrentados por los socorristas de todos los tipos. Un reciente ejemplo es la elaboración de NFPA 3000TM (PS), Programa de Respuesta a Tiradores Activos/ Eventos Hostiles (ASHER), en el que expertos en servicios de emergencias médicas, bomberos, policías y el gobierno, entre otros, se reúnen para crear un conjunto de pautas entre los organismos sobre la preparación y planificación de tiradores activos. No obstante, si existe o no la intención entre los variados y diferentes grupos de sistemas de emergencias médicas para recibir la asistencia de NFPA para la elaboración de más normas de seguridad, es otro tema.
Cuando le planteé el interrogante a Robbins, que preside el comité técnico de NFPA 450, él me dijo que NFPA tendría probablemente una extensa y empinada colina por escalar si intentara tener una mayor presencia dentro del mundo de los servicios de emergencias médicas."Lamentablemente, prácticamente toda la industria ahora mismo considera a la NFPA como una organización a favor de los servicios de emergencias médicas relacionados con incendios – los organismos de servicios de emergencias médicas que no están relacionados con los incendios se niegan a considerar a NFPA como un jugador neutral y no están dispuestos a colaborar," me dijo. "Creo que llevará mucho tiempo para que esto cambie. De modo que estamos sin una entidad para toda la industria que sea considerada como un confiable agente neutral, para que todas las partes interesadas apoyen".
Mientras que la fragmentación en la industria puede seguir siendo un desafío, la mayoría de los expertos cree que la actividad en torno a la violencia y salud mental de los socorristas está comenzando a fusionarse, y se está produciendo un cambio positivo, aunque de forma lenta. No podrá llegar a tiempo para los miles de socorristas como Kelly Adams y Al Royas que están dispuestos a poner en riesgo sus vidas para salir durante la noche a ayudar a quien fuera que llame. La apuesta es asimismo elevada para aquellos de nosotros que confiamos en esos socorristas. Si no podemos proteger a los hombres y mujeres en uniforme, advierte Taylor, ¿quién estará allí para protegernos y ayudarnos en el peor día de nuestras vidas?
"Colgamos este cartel que dice que si usted llama al 911 cuando está en problemas, recibirá ayuda. Si ese es nuestro valor establecido como una sociedad, entonces contamos con el apoyo de gente que responde a ese llamado", dice ella. "Si están tan exhaustos que ya no les importa, si están tan cansados que no pueden pensar ‘¿por qué está ella paralizada, qué medicación debo administrarle?,’ entonces la gente literalmente morirá. Este no puede ser el status quo, porque este sistema colapsará. No solo para los departamentos, sino para los pacientes, las comunidades, para todos".
Defensora de socorristas
Investigadores en la Universidad de Drexel estudian maneras de proteger mejor a los socorristas de los daños por violencia.
Jennifer Taylor de la Universidad de Drexel conversa con Ben Vernon, un paramédico en el Departamento de Rescate de Incendios de San Diego. En 2015, Vernon recibió un doble apuñalamiento por parte de un paciente que utilizó un cuchillo de caza.
EN EL TRANSCURSO DE SU carrera profesional en investigación, Jennifer Taylor, que posee un doctorado en epidemiología de lesiones ocupacionales, dice que ella "ha oído en innumerables mesas de cocina" a los socorristas conversar sobre sus trabajos y los desafíos que enfrentan. Esas experiencias la han llevado a convertirse en una feroz y enérgica defensora de la seguridad de los socorristas, y la directora fundadora del Centro para Tendencias en Investigación y Seguridad de Lesiones de Bomberos (FIRST) en la Universidad de Drexel. Inteligente, obstinada, y a veces malhablada, especialmente cuando describe lo que considera el descuido del público con los socorristas en servicio, Taylor y su equipo en Filadelfia están actualmente llevando a cabo el más integral trabajo sobre seguridad en el lugar de trabajo de los servicios de emergencias médicas en el país.
En septiembre 2017, el programa FIRST de Taylor recibió un subsidio de Asistencia para Bomberos por US$1.5 millones para financiar un proyecto llamado "Estrés y violencia en socorristas de los servicios de emergencias médicas relacionados con incendios (SAVER)". El proyecto cuenta con dos principales objetivos: comprender mejor la frecuencia con la que se producen los violentos incidentes contra socorristas, y probar los métodos en cuatro departamentos de bomberos piloto para proteger mejor a los socorristas de los ataques violentos y las lesiones físicas y emocionales resultantes.
Un gran desafío para reducir la violencia y el estrés es el volumen en constante crecimiento de los llamados médicos que los socorristas deben manejar. La creciente cantidad de llamados, Taylor cree, es debido en gran medida al sinfín de sistemáticas fallas de la sociedad que los legisladores no han abordado de forma adecuada, dejando que los proveedores de servicios de emergencias médicas se lleven la peor parte. Esas fallas incluyen un inadecuado sistema de atención sanitaria, en el que gente sin cobertura médica llama al 911 para recibir ayuda médica de rutina; pobreza y una falta de transporte público que genera que la gente llame al servicio de emergencias médicas como medio para llegar al hospital; abuso de alcohol y drogas que lleva a una cantidad de llamados por sobredosis en marcado ascenso; una incapacidad para tratar a los que están sin techo y mentalmente enfermos, generando un alto volumen de llamados para ayudar a estas poblaciones sin asistencia; e incluso una errónea comprensión del fin del 911, como gente que reporta cuestiones mundanas que no son de emergencia como la pérdida de un control remoto. "Cualquiera sea el nuevo problema que llega a la sociedad, los bomberos y el servicio de emergencias médicas lo hereda y debe responder" dijo Taylor.
Al trabajar asumiendo que estas subyacentes cuestiones sociales probablemente no cambiarán pronto, el equipo de Taylor en Drexel se ha focalizado en cambio en lo que los departamentos de servicios de emergencias médicas pueden controlar para aislar mejor a los trabajadores de las arremetidas diarias. Las "listas de verificación del nivel de los sistemas" que el equipo ha elaborado constan de preguntas a los líderes de departamentos que tienen como fin provocar una mirada más cercana a sus propias políticas y procedimientos con el fin de asegurar que los trabajadores cuenten con la capacitación, recursos, asesoramiento, tiempo de descanso, y apoyo institucional que necesitan (Vea "Formular las preguntas correctas", a continuación).
FORMULAR LAS PREGUNTAS CORRECTASEl Centro para Tendencias en Investigación y Seguridad de Lesiones de Bomberos en la Universidad de Drexel ha desarrollado un "listado de verificación de niveles de sistemas" para que los departamentos de bomberos se aseguren de que los técnicos en emergencias médicas reciben el apoyo institucional necesario para lidiar con la creciente amenaza de violencia en el trabajo. Las preguntas del listado de verificación, que ya están siendo implementadas en cuatro departamentos piloto en Estados Unidos, tienen como fin generar que los líderes observen con mayor atención las operaciones y políticas departamentales. Aquí se presentan algunos ejemplos de las preguntas del listado de verificación:
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"Cuando un trabajador se lesiona, por lo general preguntamos ‘¿Qué has hecho mal?’ en lugar de ‘¿Cómo te tendimos una trampa para fallar?’" dijo Taylor. "El proceso del listado de verificación modifica esto. ¿Cuál es la responsabilidad de la organización? ¿De qué tipo de políticas carecen los departamentos? ¿Qué es lo mínimo básico estándar que deberíamos estar haciendo en los departamentos de bomberos para proteger a los trabajadores en su lugar de trabajo? Esto se implementa y se cumple a nivel del departamento de bomberos y sindical a diferencia de pedirles a los trabajadores, que ya están agobiados, que hagan algo más". Con el fin de desarrollar los listados de verificación de sistemas, FIRST realizó un extenso repaso de la investigación disponible sobre las causas de violencia en el lugar de trabajo en los servicios de emergencias médicas, luego dictó un taller de dos días de duración con expertos de la industria para revisarlo y perfeccionarlo. Los departamentos de bomberos en Chicago, Filadelfia, San Diego y Dallas implementarán pautas de listados de verificación de sistemas esta primavera; más adelante durante el año, los investigadores evaluarán qué es lo que ha funcionado y lo que no ha funcionado, si se redujeron los niveles de estrés y lesiones reportados, y luego trabajarán para mejorar el listado de verificación. Finalmente, se repartirá una versión final entre los departamentos de todo el país para que la puedan utilizar.
"CUANDO UN TRABAJADOR SE LESIONA, POR LO GENERAL PREGUNTAMOS ‘¿QUÉ HAS HECHO MAL?’ EN LUGAR DE ‘¿CÓMO TE TENDIMOS UNA TRAMPA PARA FALLAR?’" |
"Si las organizaciones hacen estos cambios, deberíamos ver las agujas moverse hacia un menor agotamiento, mayor compromiso con el trabajo, mejor moral, y menos ansiedad y depresión – esas son nuestras expectativas por lo que estamos haciendo", dijo Taylor.
Otra parte del proyecto incluye un esfuerzo por finalmente obtener un más preciso panorama de los verdaderos niveles de violencia que el personal de servicios de emergencias médicas relacionados con incendios está viendo en las calles. Los investigadores trabajarán de cerca con departamentos de bomberos y sindicatos en cada uno de los cuatro departamentos de bomberos piloto para desarrollar un sistema confidencial de reporte de violencia personalizado a través de una aplicación móvil y se alentará intensamente a los socorristas para que la utilicen.
"Podremos observar los datos y decir, por ejemplo, aquí en Chicago, de los 200 ataques reportados el año pasado, el 75 por ciento representó amenazas verbales, el 25 por ciento representó ataques físico reales, y el 10 por ciento de quienes fueron atacados no regresaron a su trabajo", dijo Taylor. "Por primera vez, podremos describir realmente lo que está ocurriendo".
La nueva aplicación de reporte de violencia será presentada a los bomberos a principios de este año, y los investigadores recopilarán datos durante todo el 2019. "A medida que los socorristas se vayan familiarizando con esta aplicación, vean la resultante evidencia, y comprendan que finalmente están siendo escuchados, tenemos la intención de llevar este sistema a una más extensa industria de rescate de incendios como una probada herramienta de recolección de datos", dijo Taylor. – J.R.