Luchando por los servicios de emergencias médicas

 

Bomberos / Socorristas

Luchando por los servicios de emergencias médicas

Por John Montes

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La pandemia sigue demostrando que los servicios de emergencias médicas son vitales para el bienestar de las comunidades. Entonces, ¿por qué no reciben el apoyo que necesitan?

Durante mis años de trabajo en los Servicios de Emergencias Médicas (SEM) de Boston, el lema de nuestro departamento era "Donde la Seguridad Pública se Encuentra con la Salud Pública". El COVID-19 ha comprobado la veracidad de ese lema como nunca antes. Es tiempo de que los líderes políticos, el sistema de atención sanitaria, y las comunidades acojan esa realidad y realicen los cambios necesarios para evitar el colapso de este indispensable servicio.

Cada día, se les pide a nuestros socorristas que hagan más con menos recursos – menos equipos de protección personal, menos financiamiento, menos personal del servicio de emergencias médicas. Durante la pandemia actual, los sobrecargados sistemas de atención sanitaria han dependido del personal del servicio de emergencias médicas para el traslado y derivación de pacientes, al mismo tiempo que para mantenerlos fuera de los hospitales mediante evaluaciones y tratamientos en el hogar. Y aun así, en la mayoría de los casos, los prestadores de servicios de emergencias médicas no reciben una remuneración por estos críticos servicios – en cambio, solo reciben una remuneración por transportar pacientes a los hospitales.

En el Reino Unido, Australia, y en la mayoría de los otros países industrializados, los servicios de emergencias médicas están incluidos dentro de los servicios nacionales de salud, lo que significa que reciben una remuneración por los servicios brindados bajo el mismo sistema que los médicos y enfermeras. En Estados Unidos, por otro lado, solo 11 estados designan legislativamente a los servicios de emergencias médicas como un "servicio esencial", o como un servicio que debe ser brindado a las comunidades. Esta falta de apoyo financiero tiene consecuencias reales – nuestro sistema de servicios de emergencias médicas no estuvo óptimamente preparado para la primera ola de la pandemia. Se debe tomar acción inmediata para que los organismos de los servicios de emergencias médicas y de bomberos reciban el apoyo suficiente para una segunda ola de brote, independientemente del apoyo a largo plazo necesario para comenzar a crear el sistema de socorristas que necesitamos en el siglo XXI.

Durante la reciente crisis, muchas de las organizaciones que representan a los socorristas han colaborado para presionar al gobierno a prestar atención y luchar contra estas injusticias. Han abogado por poder finalmente obtener un pago para los bomberos y personal de los servicios de emergencias médicas por los servicios que prestan más allá del traslado a los hospitales. Han luchado por la indemnización de los trabajadores y los beneficios por muertes en servicio para socorristas que se han contagiado de coronavirus. Han peleado por un estímulo en la financiación para que las comunidades puedan sostener los mal financiados sistemas de bomberos y servicios de emergencias médicas.

Hasta ahora, ninguno de estos esfuerzos ganó demasiado terreno. Si bien los políticos y personas designadas del gobierno se muestran felices mientras agradecen a los socorristas frente a las cámaras, ellos no han tomado demasiadas cartas en el asunto para apoyar sus necesidades durante la pandemia. Hasta la fecha, según la Asociación Internacional de Jefes de Bomberos, han muerto 46 socorristas del cuerpo de bomberos y del servicio de emergencias médicas a causa del coronavirus – una cifra sorprendentemente baja considerando las circunstancias. ¿Cuántos más deberán perder sus vidas o trabajos para que los líderes tomen cartas en el asunto?

Para que se produzca un cambio real, la sociedad debe adaptar su forma de pensar acerca de los servicios de emergencias médicas. Durante la pandemia, el personal de los cuerpos de bomberos y de los servicios de emergencias médicas ha estado presente en cada zona activa arriesgando sus vidas para cumplir con los desafíos de sus comunidades – no obstante con frecuencia estos esfuerzos se cumplen con menos algarabía y recursos que esfuerzos similares en la ámbito del cuidado de la salud. Pero los socorristas deben ser tratados como parte de la atención sanitaria, no como una entidad independiente. Cada comunidad en Estados Unidos debe saber que, ellos son una pieza crítica de nuestro sistema de salud y debe reclamar por su financiamiento. Al mismo tiempo, nuestro sistema de atención sanitaria reconoce que los servicios de emergencias médicas representan un socio con quien pueden trabajar para brindar la mejor atención posible para pacientes tanto dentro como fuera del hospital.

Durante las últimas cuatro décadas, mucha gente a cargo de liderar, planificar, y financiar los sistemas de bomberos y servicios de emergencias médicas en Estados Unidos ha seguido la ley del menor esfuerzo. Pero ya no podemos seguir por este camino. Los socorristas deben salir de las penumbras, mostrarle al mundo su increíble valor, y forzar a los líderes electos y designados a realizar las acciones necesarias para apoyarlos y respaldarlos. Si nada de esto ocurre, nuestras comunidades van a perder. ¿Y quién pagará el precio?

John Montes es especialista en Servicios de Emergencia para la Protección Pública contra Incendios, en NFPA.

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