Con la concientización y la capacitación, todos, desde los bomberos hasta los inspectores de edificios y los contratistas, pueden contribuir a combatir un problema mundial que afecta a decenas de millones de personas — quizás, incluso, alguien que usted conoce.
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En 2012, como bombero del Cuerpo de Bomberos de las Cataratas del Niágara, en Ontario (Canadá), Jeremy Inglis respondió a una llamada en la que se solicitaba el rescate de una mujer que había intentado suicidarse saltando a la garganta del río Niágara. La mujer no había llegado al agua de abajo, sino que había caído dando volteretas entre las rocas y la maleza y había quedado enredada entre los arbustos, al borde de la escarpa. Inglis y otro bombero descendieron mediante la técnica de rápel al cañón para volver a subirla.
La mujer tenía unos veinticinco años, estaba ensangrentada y con contusiones, pero aparentemente no estaba herida de gravedad, y no quería saber nada de un rescate. Cuando la alcanzaron, gritó y luchó contra ellos, tratando de atravesar los arbustos para llegar a caer directamente en la garganta. Inglis y su compañero continuaron hablándole, asegurándole que estaba bien, que estaban allí para ayudar. Finalmente, ella dejó de luchar. Cuando se calmó, empezó a hablar.
"Empezó a contar la historia de que era una trabajadora sexual que había estado instalada en una habitación de hotel en el área del Niágara, que su proxeneta había abandonado la habitación y que ella se había escapado e intentado quitarse la vida", recordó Inglis, que ahora es jefe adjunto de los servicios de apoyo de los Servicios de Bomberos de Central York, cerca de Toronto. "La sacamos del barranco y la trasladamos hasta donde estaban los paramédicos, que la llevaron al hospital. Ese fue el final de la interacción".
Poco después, la esposa de Inglis, una profesional de la medicina, asistió a una presentación sobre el tema de la trata de personas. Inglis no sabía mucho sobre eso, pero cuando su mujer le describió los detalles de la charla, se dio cuenta de lo que podría haber presenciado con la joven del barranco— y de cuánto más podrían haber hecho por ella. "No comprendíamos realmente el tema de la trata, y no sabíamos qué buscar o qué escuchar", dijo Inglis. "Suponíamos que, como trabajadora sexual, había tomado la decisión de hacerlo y que podía salirse cuando quisiera—que todo dependía de ella. Pero estábamos equivocados".
Inglis reconoció que la mujer era probablemente una víctima de la trata de personas, atrapada en un enredo de manipulación, coerción, y trauma mental y físico que le hacía casi imposible salir de él. Si hubiera sabido entonces lo que sabe ahora, su manejo de la situación habría sido muy diferente. "La noche y el día", dijo. "Hubiéramos seguido hablando con ella y la habríamos acompañado a ella y a los paramédicos al hospital. Podríamos haber captado las señales que indicaban si había otras personas—chicas, chicos—en su misma situación en ese hotel. Hubiéramos activado la red comunitaria que actualmente tenemos, que incluye los servicios de atención a las víctimas y el acceso que tienen a prestaciones de salud mental y a vestimenta, alojamiento y comida, para que ella pudiera ser apartada de los traficantes y tener un lugar donde vivir y empezar a recuperarse. No hubiera habido el trastorno que suponen los múltiples traslados a los paramédicos, al hospital y a la policía. Y hubiera habido un marco adecuado para que pudiéramos hacer un seguimiento de ella". Sin esas herramientas, sin embargo, la mujer simplemente "se perdió en el viento otra vez", dijo Inglis. No sabe qué fue de ella.
La experiencia de Inglis ilustra la importancia de comprender la trata de personas y sus indicadores, y de que las organizaciones desarrollen protocolos para identificar y denunciar incidentes sospechosos de trata. En general, la trata de personas se define como el hecho de forzar, engañar o atemorizar a las personas para que realicen trabajos o actos sexuales con fines lucrativos, en los que la mayor parte de las ganancias van a ser para el traficante—lo que Polaris, una organización de lucha contra la trata, describe como "esclavitud moderna". La trata se extiende a todos los países del mundo y victimiza a decenas de millones de personas: adultos y niños, ciudadanos nacionales y extranjeros, trabajadores legales e ilegales. Las condiciones mundiales actuales están llevando a una aguda urgencia de defensores de la lucha contra la trata; la tensión relacionada con la pandemia en las economías de servicios de Estados Unidos y Canadá, por ejemplo, y las grandes migraciones de personas en Oriente Medio, África, América Central y otros lugares están creando vastas poblaciones en todo el mundo que son especialmente vulnerables a la trata.
Aunque el problema pueda parecer desalentador, los miembros de NFPA ocupan posiciones ideales para ayudar a combatirlo. Socorristas, jefes de bomberos, inspectores de edificios, contratistas, electricistas, inspectores de sanidad— todos ellos y otros pueden cruzarse con las actividades de los traficantes, y todos ellos pueden ser capacitados para reconocer los indicadores de la trata y actuar en consecuencia, salvando vidas en el proceso. Para dar mayor impulso a esta concientización, en Estados Unidos, en enero es el Mes Nacional de Prevención de la Esclavitud y la Trata de Personas, y el 11 de enero es el Día Nacional de Concientización sobre la Trata de Personas (en inglés).
Para Inglis, la mujer del barranco fue "la chispa que dio inicio a todo para nosotros—no quería que ninguna otra víctima cayera en el descuido". En 2016, en colaboración con YWCA Niágara, contribuyó a establecer un programa de capacitación sobre la trata de personas para su departamento. (Su departamento actual, Central York, lanzará un programa de capacitación en 2022). Ha impartido capacitación a más de 500 bomberos de toda la región del Niágara, y sus organizaciones ya pueden citar ejemplos de actividades de trata que fueron desbaratadas y de víctimas rescatadas.
Uno de esos rescates fue el de la hermana de un bombero que recibió la capacitación. "No tenía ni idea de lo que estaba sucediendo—pensó que tal vez se había juntado con gente equivocada y se había metido en las drogas, pero se capacitó y se dio cuenta de que podía estar ocurriendo algo más", dijo Inglis. "Estaba siendo víctima de la trata de personas. Pudo conectar con ella y averiguar lo que había estado viviendo, y la socorrió para que consiguiera la ayuda que ella necesitaba".
Trata pesada
Como lo demuestra la historia de la hermana del bombero, la trata moderna puede ser difícil de detectar para la mayoría de nosotros, especialmente cuando está justo delante de nosotros.
Parte de la desviación puede atribuirse a nuestras imprecisas nociones de lo que es la trata y cómo se practica. Una creencia común es que las víctimas son prácticamente secuestradas y llevadas a una vida de servidumbre carcelaria, pero en la mayoría de los casos la realidad es mucho más sutil, y a menudo tiene lugar a la vista de todos. El personal del servicio de limpieza que se presenta en la oficina después del horario laboral, los jornaleros que salen a montones de una furgoneta en algún sitio de trabajo, el adolescente que entra en la tienda de donas todas las mañanas a las 7 a. m. y compra cuatro cafés grandes y media docena de buñuelos—cualquiera de ellos podría ser víctima de la trata de personas.
Otra percepción errónea se resume en la máxima "eso aquí no ocurre", y si sucede tiene que ver principalmente con extranjeros e inmigrantes ilegales. "Ambas percepciones erróneas son populares en Canadá", dijo Inglis. Citó un nuevo informe del Centro Canadiense para la Erradicación de la Trata de Personas (Canadian Center to End Human Trafficking - en inglés), según el cual la trata no sólo está extendida por todo el país, sino que se estima que el 86 por ciento de las víctimas de trata en Canadá son canadienses. "Son la chica o el chico de al lado", dijo. "Y es tan prolífica en los pequeños poblados como en las grandes ciudades".
Existen también la creencia de que la trata de personas es un problema de otros, en particular de las fuerzas del orden. Sin embargo, como ocurre con muchas otras causas vitales, para la lucha contra la trata de personas hace falta una comunidad y se requiere la convicción y cooperación de las fuerzas que pueden unirse para combatir el problema. "Las fuerzas del orden no pueden conocer todas las situaciones que podrían estar sucediendo, por lo es necesario que todos actuemos si observamos algo", sostuvo Paul Jarrett, jefe de bomberos de Lexington, Carolina del Norte, en cuya organización se ha impartido capacitación de concientización sobre la trata. "Tenemos que ser la voz de estas personas—tenemos que ser sus defensores, porque no tienen ninguno".
Si bien es difícil determinar las cifras exactas, la Organización Internacional del Trabajo calcula que más de 40 millones de personas en todo el mundo son víctimas de trata; el 71 por ciento son mujeres y niñas, y una cuarta parte de todas las víctimas son menores de 18 años. Alrededor de 25 millones son explotados laboralmente; de ellos, 16 millones se dedican al trabajo doméstico, la construcción o la agricultura, casi 5 millones a la explotación sexual forzada y 4 millones a trabajos forzados impuestos por las autoridades estatales.
Las versiones más sofisticadas de la trata se aprovechan de las vulnerabilidades locales—en la mayoría de los casos, las dificultades económicas— y se insertan en el tejido de la economía local. En Estados Unidos, Polaris (sitio en inglés) ha identificado 25 tipos de trata de personas, que van desde los clubes de striptease y la producción de pornografía hasta la prostitución al aire libre, pasando por la silvicultura y la explotación forestal (ver "Tema y variaciones", a continuación). Para desarrollar su tipología, Polaris analizó más de 32,000 casos de trata de personas documentados entre 2007 y 2016 a través del funcionamiento de su Línea Directa Nacional contra la Trata de Personas (1.888.373.7888, en EE.UU. únicamente) y de la Línea de Texto BeFree (texto 233733, o BEFREE, en EE.UU. únicamente)—lo que describe como el mayor conjunto de datos sobre la trata de personas jamás compilado y analizado en los Estados Unidos. Cada variante tiene su propio modelo de negocio, perfiles de los traficantes, estrategias de captación, perfiles de las víctimas y métodos de control que facilitan la trata de personas.
Tema y variaciones
Polaris, una organización contra la trata, ha identificado 25 tipo de trata de personas, que caracteriza como "esclavitud moderna":
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"Con esta mayor comprensión, podemos empezar a desarrollar campañas estratégicas para estimular la acción sistemática, unir esfuerzos dispares, asignar recursos limitados y facilitar intervenciones eficaces para combatir el delito", informa Polaris en su sitio web, polarisproject.org (en inglés). "Podemos subsanar el vacío de políticas y adoptar salvaguardias que dificulten que los malos actores abusen de las poblaciones vulnerables y en riesgo. Las ciudades y comunidades que quieran actuar pueden comprender mejor cuáles de los 25 tipos están presentes en sus áreas y diseñar campañas más específicas. … Las intervenciones inteligentes y específicas pueden coordinarse y dirigirse a tipos concretos de trata, reduciendo la posibilidad de que la trata de personas siga siendo un delito de bajo riesgo y altas ganancias".
Labor comunitaria
La naturaleza de bajo riesgo de la trata de personas es la clave de su prevalencia, motivo por el cual Inglis, Jarrett y otros defensores de la lucha contra la trata instan a todos los cuerpos de bomberos a elaborar un programa de capacitación diseñado para aumentar la concientización del problema—no solamente para los bomberos, sino para todas las comunidades. Como resultado de su contacto directo con posibles víctimas de la trata de personas, los socorristas, dijo Inglis, "están en una posición ideal para detectar los indicadores de una posible trata y tomar medidas que pueden llevar a que esas personas sean sacadas de situaciones potencialmente peligrosas". (Para acceder a recursos de educación y capacitación, visite nfpa.org/plainsight).
Inglis remarcó la importancia de la capacitación en traumas antes de que los miembros de los servicios de bomberos impartan cualquier tipo de capacitación sobre la trata de personas. "Para muchas víctimas de la trata, el trauma mental que sufren es la peor lesión", dijo. Algunos de los traficantes más profesionales emplean procesos psicológicos destructivos que pueden llevar a que las víctimas crean que está participando por su propia voluntad, incluso si la actividad constituye un abuso físico extremo. "Es por eso que sus socorristas deben estar informados sobre traumas incluso antes de intervenir en esto", dijo Inglis. "Es necesario que entiendan las capas y la complejidad que puede existir para alguien que podría haber soportado años de abuso mental y físico".
Los funcionarios responsables de la seguridad y aplicación de las leyes también pueden desempeñar un importante rol en la identificación de personas atrapadas en las tramas de la trata y en la creación de condiciones en las comunidades que puedan desalentar las actividades de trata. En Carolina del Norte, por ejemplo, dijo Jarrett, todos los edificios comerciales y todos los edificios residenciales con más de dos unidades requieren inspecciones periódicas cada uno, dos o tres años. "Esa accesibilidad hace que sea una gran parte de lo que NFPA y el cronograma de inspecciones pueden ofrecer", dijo Jarrett. "Eso nos da muchas oportunidades de entrar en esos lugares a través de los códigos".
Inglis y Jarrett enumeran una serie de posibles indicadores de la trata que pueden ser presentados a los funcionarios locales responsables de hacer cumplir las leyes: signos de personas que viven en ocupaciones comerciales, incluidas las áreas para dormir y el almacenamiento de alimentos; ventanas con barrotes; puertas cerradas con llave desde el exterior; y vehículos sin marcas usados para fines comerciales, por nombrar algunos. Si hay personas presentes, ¿hay alguna persona que parece controlar a una persona o grupo? ¿Se permite a las personas hablar por sí mismas? ¿Tienen su propia identificación? ¿Saben en qué comunidad, estado o incluso país se encuentran? (Para conocer más indicadores de posible tráfico laboral y sexual, ver "Mirar y escuchar" en la página opuesta).
Parte del desarrollo de una respuesta eficaz a la trata de personas es que las jurisdicciones elaboren protocolos claramente definidos sobre qué hacer si se sospecha de trata, dijo Inglis. "Se necesita un marco sólido sobre cómo se va a gestionar la denuncia y el seguimiento", dijo. "Los inspectores que se encuentran con algo y que piensan para sí mismos, ‘eso no se ve bien’—necesitan lineamientos claros sobre los pasos adecuados que deben dar a continuación. Necesitan entender qué recursos tienen a su disposición, y los recursos que están a disposición de las víctimas".
Para estar al día de las emergentes variaciones de la trata en una comunidad, dicen los expertos, puede ser útil pensar como un traficante. "Siempre hay espacio para el crecimiento", dijo Inglis, señalando que las propiedades de Airbnb en su área parecen ser cada vez más utilizadas como lugares temporales para las actividades de trata. Pero eso también puede ofrecer a las autoridades de la seguridad una vía de entrada, dijo. "Muchos municipios están promulgando estatutos que dicen que, para tener una propiedad Airbnb, hay que solicitar una licencia", dijo. "Como parte de los requisitos para la obtención de esa licencia la propiedad tiene que ser inspeccionada. La posibilidad de encontrar algo en una única inspección es casi nula, pero si las revisiones son anuales o bianuales, se puede empezar a detectar cosas. Y hay más posibilidades de que la comunidad lo detecte si está educada y concientizada".
El cuerpo de bomberos de Jarrett forma parte de una iniciativa de concientización de toda la comunidad sobre la trata de personas en Lexington, una ciudad de alrededor de 20,000 habitantes del centro de Carolina del Norte. Lexington presume de una sólida economía turística; la ciudad se autodenomina "Capital mundial de la barbacoa", y entre sus atracciones figuran bodegas, museos y la historia de NASCAR. Los restaurantes son un componente importante de la economía local—pero también pueden ser centros de trata. Por ello, el Cuerpo de Bomberos de Lexington es parte de una iniciativa liderada por World Relief, una organización no gubernamental de carácter religioso, y de su grupo de trabajo contra la trata de mano de obra para el monitoreo de los restaurantes de la región.
Aunque la trata puede darse con trabajadores locales o inmigrantes, Jarrett dijo que la población inmigrante puede ser especialmente vulnerable. "Se les promete a los trabajadores un empleo y que pueden perseguir el sueño como todos los demás, pero luego llegan aquí y no es para nada así", dijo. "Los horarios son mucho más largos, y les pagan casi nada. Tienen que vivir en el restaurante o en un garaje o dependencia. Tienen poco acceso a la asistencia sanitaria. No tienen papeles, ni amigos, ni contactos—están sencillamente atrapados, tanto si están aquí de manera legal o ilegal". Con el proyecto de World Relief, la idea es ayudarnos a que la educación sobre la trata llegue a las personas pertinentes—jefes de bomberos, inspectores de incendios, trabajadores del departamento de salud, las personas que estarán en estos restaurantes donde pueden observar lo que está sucediendo".
Crear oportunidades para esa concientización, dicen los defensores, es un primer paso fundamental en la lucha contra la trata de personas. "Después de casi todas las sesiones de capacitación que he impartido, varias personas me han contado historias de situaciones que habían vivido en el pasado y me han dicho: ‘Si hubiera sabido esto, habría actuado con un enfoque diferente’", dijo Inglis. "Es muy conmovedor escuchar ese tipo de comentarios".
Jarrett dijo que a menudo piensa en algunas de las cosas que ha observado durante su carrera y si eran signos de trata de personas. "Hubo momentos en los que estaba haciendo una inspección y veía algo y pensaba, ‘Uh, eso es extraño—me pregunto por qué hacen eso’ y luego continuaba", dijo. "Ahora lo veo y pienso que es extraño, pero también me pregunto si podría ser una pista. Y se lo hago saber a mis amigos de las fuerzas del orden".
es editor del NFPA Journal.