El 22 de marzo, el Gobernador de Texas, Greg Abbott, emitió un decreto que suspendía temporalmente diversas disposiciones del código de edificación, en su mayoría relacionadas con la carga máxima de ocupantes en salas de hospitales. El decreto era parte de una iniciativa para que jurisdicciones de todo el estado tuvieran la posibilidad de expandir más fácilmente su capacidad de atención de pacientes mientras en Texas—y en todo Estados Unidos—se reforzaba la preparación para una sobrecarga de pacientes afectados por COVID-19, un nuevo coronavirus que se había convertido en una pandemia mundial a principios de ese mes.
Durante todo marzo y abril, se tomaron decisiones similares en todo los Estados Unidos cuando las comunidades procuraban modificar sus instalaciones para cuidado de la salud existentes o construir rápidamente instalaciones temporales, para atender la demanda de los pacientes. Al 10 de abril, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos (US Army Corps of Engineers) había recibido más de 1,000 solicitudes de ciudades que solicitaban asesoramiento sobre el emplazamiento de hospitales temporales, según un reciente informe de NPR. Y en un sondeo de más de 1,000 funcionarios responsables del cumplimiento de los códigos de edificación, llevado a cabo en marzo en los Estados Unidos por el Consejo Internacional de Códigos (International Code Council), más de un cuarto de los encuestados informaron haber recibido solicitudes de permisos de construcción de estructuras temporales, muchas de ellas para servir como instalaciones para cuidado de la salud.
En el nivel federal, los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) anunciaron la suspensión de las inspecciones de relevamiento por violaciones que no estuvieran dentro del control de infecciones y medidas por maltrato de pacientes. El anuncio se hizo el 13 de marzo, el mismo día en que la Organización Mundial de la Salud declara pandemia mundial al COVID-19. “Están preocupados, obviamente, por el control inmediato de la infección, pero se observa cierta relajación en las inspecciones regulares para aspectos tales como la seguridad contra incendios y la seguridad humana”, dijo Jon Hart, jefe de servicios técnicos de ingeniería de NFPA, sobre el anuncio de los CMS, en un podcast de NFPA Journal, emitido el 21 de marzo.
Si bien era clara la necesidad de ampliar la capacidad de atención de pacientes para satisfacer el aumento debido al coronavirus, la necesidad de dejar sin efecto reglamentaciones por ese motivo generó cierta preocupación entre los profesionales de la seguridad contra incendios y la seguridad humana en edificios. Pero era, en la mayoría de los casos, un riesgo que voluntariamente asumían—una medida sin precedentes tomada en un momento sin precedentes. Y en entrevistas con NFPA Journal, remarcaban que en circunstancias tan excepcionales, los administradores de instalaciones, diseñadores y autoridades competentes pueden igualmente implementar medidas para obtener un adecuado nivel de seguridad en instalaciones para cuidado de la salud existentes o recientemente creadas sin una adhesión estricta a códigos y normas como NFPA 101®, Código de Seguridad Humana, y NFPA 99, Código para Instalaciones para Cuidado de la Salud.
“Todos estamos preocupados, pero tenemos que jugar con las cartas que nos han tocado”, dijo Robert Solomon, director de la División Seguridad Seguridad Humana y Edilicia de NFPA, en marzo. “Igualmente, puede asegurarse de que estas instalaciones sean seguras, en cierta medida, sin adherirse estrictamente a todas las disposiciones de los códigos y normas—al menos temporalmente.”
‘Concediendo alivio’
Al 3 de abril, la cantidad de casos confirmados de COVID-19 en la Ciudad de Nueva York había superado los 50,000. Más de 1,500 personas habían muerto por causa del virus. El sistema hospitalario de la ciudad estaba saturado, los funcionarios apresurados por convertir casi todo pie cuadrado de las áreas de cuidado de pacientes en unidades de cuidados intensivos (UCI) y emplazar hospitales temporales en centros de convención, predios de estacionamiento y hoteles.
A menos de 200 millas de distancia, en Rhode Island, Keith Burlingame tenía la esperanza de que su estado no se convirtiera en la próxima Nueva York, aunque él y otros funcionarios estatales responsables de la aplicación de los códigos se estaban preparando para lo peor. Esa preparación incluía la flexibilización de algunas reglamentaciones del código de edificación estatal para permitir no solamente aumentar la capacidad de atención de pacientes, sino también para albergar a la población sin hogar del estado y a una gran cantidad de prisioneros a los que se les iba a otorgar la liberación durante la pandemia del coronavirus, dijo Burlingame, director ejecutivo de la Junta de Apelación y Revisión del Código de Seguridad contra Incendios de Rhode Island. Pero aunque el estado había acordado flexibilizar—o como Burlingame lo expresaba, “conceder alivio”—disposiciones pasivas del código relacionadas con temas como cargas de ocupantes y anchos de antesalas, no hizo lo mismo con las disposiciones activas relacionadas con sistemas como alarmas de incendio.
“Si teníamos, por ejemplo, un viejo edificio de hospital de la década de los cincuenta que se había convertido en un edificio comercial y queríamos volverlo a usar como un hospital, podría no cumplir con los requisitos para hospitales nuevos del Capítulo 18 de NFPA 101, aunque muy probablemente cumpliría con los requisitos para hospitales existentes del Capítulo 19”, dijo Burlingame. “El ancho del corredor podría no cumplir con lo que actualmente se requiere, pero creemos que sería razonablemente admitido si está provisto de un sistema de alarma de incendio y de un sistema de rociadores.
Los rociadores, reconoció Burlingame, no serían una medida de protección factible en todas las ocupaciones para cuidado de la salud nuevas que el estado podría tener que crear para abordar la pandemia, tales como hospitales de campaña. En esos casos, sin embargo, se analizaban otras medidas de seguridad contra incendios. “Tal vez en las situaciones más severas, nuestro personal haría vigilancia de seguridad contra incendios o incluso podríamos asignar un bombero de consigna”, dijo.
Fenómeno Mundial: En San Pablo, Brasil, se instaló un hospital temporal para pacientes con coronavirus dentro de un estadio (Getty Images)
Mientras se implementaban excepciones regulatorias como esta en todo los Estados Unidos, NFPA publicó, a principios de abril, un informe técnico y una ficha informativa para colaborar con los administradores de instalaciones, diseñadores y autoridades competentes en el manejo de la situación. Ambos documentos indican, por ejemplo, que secciones de los códigos y normas NFPA pueden incluso aplicarse para mejorar la seguridad en instalaciones para cuidado de la salud sin que esas instalaciones cumplan con los códigos y normas en su totalidad.
“Con el pico de casos [de COVID-19] previsto para dentro de unas semanas en algunos lugares, va a ser imposible modificar o construir espacios que cumplan estrictamente con los códigos de seguridad contra incendios y de seguridad humana”, se enuncia en la ficha informativa. “En estos tiempos excepcionales, sin embargo, igual consideramos la intención de estos documentos y aplicamos determinadas secciones, tales como las cláusulas de equivalencia, metas y objetivos de NPA 101 o el enfoque basado en el riesgo de NFPA 99, a fin de asesorar en la toma de decisiones complejas como esta”.
Los lineamientos también provienen de los niveles estatales y federales. El 5 de abril, por ejemplo, la Oficina de la Jefatura de Bomberos del Estado y la División de Licencias Profesionales de Massachusetts emitieron un memorando conjunto que describía las consideraciones para cumplir con la seguridad en estructuras reconvertidas y temporales durante la pandemia del coronavirus. Ya se habían construido hospitales temporales en las principales ciudades del estado, Boston y Worcester, cuando la cantidad de casos de coronavirus en Massachusetts se aproximaba a 20,000, la quinta entre las más altas del país.
“Los inspectores de edificios deben trabajar en estrecha relación con los funcionarios locales y estatales de la seguridad de edificios y de la seguridad contra incendios para acelerar las revisiones propuestas, el otorgamiento de permisos y la ocupación segura de estas estructuras de carpa y usos temporales de los edificios existentes”, se expresaba en el memorando. Mencionaba diversas medidas que estos funcionarios podrían implementar para alcanzar un nivel de seguridad adecuado en estas estructuras, sin necesariamente cumplir con los códigos locales para ese tipo de ocupación, tales como mantener las carpas a una distancia de al menos 20 pies entre sí, garantizar la accesibilidad para los vehículos de emergencias e incluir sistemas de alarma de incendio y de detección de monóxido de carbono—aún si se trata simplemente del uso de alarmas de humo accionadas por batería.
En la Ciudad de Nueva York, los Cuerpos de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, que actúan en nombre de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias, fueron convocados para colaborar en gran parte de la planificación y diseño de los hospitales temporales de la ciudad. Como en Rhode Island, el uso de edificios existentes que ya cumplían con los códigos en determinados niveles fue clave para sus iniciativas.
“Cuando primero fuimos convocados hace tres semanas y media... querían que construyéramos un hotel”, dijo el Teniente General Todd Semonite, jefe de ingenieros y comandante general de los Cuerpos, a NPR. “No se puede construir un hotel en tres semanas. Por lo que les dijimos que pensaran en una instalación existente—un estadio de grandes dimensiones cubierto, un centro de convenciones, un hotel—que ya cumplen con los códigos [respecto de la seguridad contra incendios y de la seguridad eléctrica]... y construir entonces en su interior habitáculos similares a los de una UCI”. Los Cuerpos aplicaron enfoques similares para emplazar instalaciones para cuidado de la salud temporales en otras grandes ciudades como Detroit, Chicago y Miami, dijo Semonite.
Válvulas de control de oxígeno en un hospital temporal para casos de COVID-19 en construcción en el centro nacional de tenis, ubicado en el Distrito de Queens, en la Ciudad de Nueva York. (Getty Images)
No todos se han mostrado interesados en la flexibilización de las reglamentaciones o la suspensión de las inspecciones, pruebas y mantenimiento (IPM) de los sistemas de seguridad contra incendios y de seguridad humana de instalaciones para cuidado de la salud frente a la pandemia. En Little Rock, Arkansas, Joshua Brackett, ingeniero en protección contra incendios y gerente de instalaciones hospitalarias, había puesto en espera hasta el 10 de abril solamente una cosa—cualquier programa de inspección, prueba y mantenimiento que requiriera el apagado de unidades de manejo de aire en sus instalaciones, parte de Baptist Health, el sistema de cuidado de la salud de mayor envergadura de Arkansas.
“Hay que ser cuidadosos”, dijo Brackett. “No se puede pensar que sólo porque CMS ha suspendido las inspecciones de relevamiento, puede uno flexibilizar sus propios procedimientos IPM y que eso sea lo correcto. Aun así es necesario llevar a cabo, como mínimo, las evaluaciones de riesgo asociadas con cualquiera de las acciones que se estén considerando. Es por alguna razón que aplicamos lo establecido en los códigos”.
Angelo Verzoni, Redactor del NFPA Journal