Vacío de Datos

 

Manejo de Emergencias & Materiales Peligrosos

Vacío de Datos

Por Birgitte Messerschmidt

Grenfell head

Tres años después del terror de Grenfell, aún es difícil obtener datos precisos sobre incendios de montajes de paredes exteriores combustibles. ¿Qué significa eso para la comunidad de la seguridad mundial y para las personas que viven y trabajan en los miles de edificios potencialmente inseguros de todo el mundo?

Los incendios de fachadas de edificios de gran altura han sido cubiertos por los medios de comunicación mundiales durante años. En muchos de estos incidentes, impresionantes incendios se han propagado por los exteriores de edificios a alta velocidad, envolviendo a las estructuras en cuestión de minutos. En la mayoría de estos incendios hubo pocas, o ninguna, víctimas fatales y, como resultado, gran parte del mundo no se dio cuenta del peligro que representan los montajes de paredes exteriores combustibles.

Eso cambió la noche del 14 de junio de 2017, cuando un incendio en la Torre Grenfell, un edificio de apartamentos residenciales de Londres, destruyó la estructura y se cobró la vida de 72 personas. El fuego se inició en un apartamento del cuarto piso, se desplazó hacia afuera a través de una ventana y encendió los paneles combustibles y el aislamiento que cubría las paredes exteriores del edificio. Las llamas se extendieron casi continuamente alrededor del exterior del edificio, propagando el incendio hacia el interior del edificio y acortando su trayecto a través de todos los compartimentos de incendio interiores, dejando atrapado a un gran número de residentes. La primera fase de la investigación oficial confirmó que la mayor parte de la propagación de las llamas se debió a los montajes de paredes exteriores combustibles que fueron agregados al edificio durante una profunda renovación pocos años antes.

Los incendios que se propagan en el exterior de edificios, alimentándose de los montajes de paredes exteriores combustibles, no solían ser frecuentes. Durante los últimos 30 años, sin embargo, la cantidad de estos incendios ha aumentado dramáticamente. Según la investigación llevada a cabo por el Imperial College de Londres, la frecuencia de incendios en fachadas de grandes edificios ha aumentado siete veces en las últimas tres décadas. Otros investigadores han identificado 59 incendios de paredes externas de edificios de gran altura entre 1990 y 2018, 36 de estos incendios ocurridos desde el año 2010.

Un hecho sorprendente es que los investigadores solamente se enteran del aumento de incendios de este tipo por los medios de comunicación—incluso después de incidentes como el de Grenfell, no hay todavía iniciativas globales coordinadas para recopilar datos sobre estos o cualesquiera otros incidentes de incendio. Un informe publicado en 2014 por la Fundación de Investigación en Protección contra Incendios (Fire Protection Research Foundation) sobre los peligros de incendio de los montajes de paredes exteriores combustibles describía diversas percepciones sobre los potenciales peligros de estos sistemas, entre los que se incluía una propagación extendida de las llamas y pérdidas significativas en las propiedades. Pero aun las advertencias ofrecidas en esa revisión integral no fueron suficientes para instar a los responsables a la redacción de políticas pertinentes.

Un resultado de esta inercia es que no contamos con información detallada sobre estos incendios: qué tipos de conjuntos de montaje exteriores se usaron, a qué clase de ensayos de incendios (si los hubo) se habían sometido esos montajes, cómo se iniciaron y propagaron los incendios, los tipos de reglamentaciones para la seguridad que podrían haberse aplicado, y otros. Sin ese nivel de detalle, no podemos formular un argumento convincente para que en las jurisdicciones se instituyan métodos de ensayo más estrictos o para contribuir en la creación de reglamentaciones que llevarían a que productos no seguros sean retirados del mercado. Depender de los informes de los medios de comunicación también evita que recolectemos datos sobre los pequeños incendios que no se convirtieron en grandes desastres debido a que disposiciones para la seguridad contra incendios fueron aplicadas según lo previsto. La información que estamos obteniendo se inclina hacia un desastre y son pocas las lecciones que imparte acerca de qué es lo que funciona y lo que no.

Si queremos abordar apropiadamente esta significativa amenaza global, es necesario cambiar esto, y hacerlo pronto. De acuerdo con el Consejo sobre Edificios Altos y Hábitat Urbano (Council on Tall Buildings and Urban Habitat o CTBUH), en la actualidad hay 719 edificios de más de 150 metros, o 492 pies, en construcción en todo el mundo, algunos de los cuales es muy probable que incluyan paredes exteriores combustibles. Esta cantidad no hará sino a aumentar, ya que la rápida urbanización en todo el mundo llevará a que siete de cada 10 personas vivan en ciudades en 2050, según el Banco Mundial (World Bank).

El aumento de los sistemas de fachadas

Menos de un año antes del incendio de la Torre Grenfell, NFPA Journal publicó un artículo que incluía un premonitorio y tristemente profético enunciado sobre la amenaza planteada por montajes de paredes exteriores combustibles. En su columna “Internacional” para la revista, Donald Bliss, entonces vicepresidente de Operaciones de Campo (Field Operations) de NFPA, escribió que “en todos los países que he visitado para NFPA, los profesionales en protección contra incendios debaten sobre incendios en montajes de fachadas exteriores de edificios de gran altura no ensayados apropiadamente. Concuerdan en que no hay una solución fácil para subsanar esta condición insegura en cientos, sino miles, de los edificios de gran altura existentes de todo el mundo”. Bliss continuaba diciendo que estos profesionales “también concuerdan en que, si bien es una suerte que no haya habido pérdidas de vidas en estos incendios, es solamente una cuestión de tiempo para que un incendio de una fachada exterior se extienda hacia el interior de un edificio, dejando atrapados a ocupantes y bomberos”.

La preocupación manifestada por Bliss y otros profesionales en protección contra incendios de todo el mundo—y el motivo principal del aumento de los incendios de fachadas de edificios de gran altura—fue la introducción de materiales combustibles en estos sistemas de fachadas. La crisis energética de la década de los setenta desencadenó una demanda de aislamientos de edificios para el ahorro de la energía que se usa para calefaccionar y el anhelo de edificios energéticamente eficientes ha ido en aumento desde entonces. Uno de los resultados de estas iniciativas es que el desempeño térmico de las paredes exteriores ha mejorado significativamente en los últimos 50 años. Pero con la introducción de materiales combustibles en esos montajes exteriores, esa mejora del rendimiento conllevará un costo.

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Hay diversas maneras de aislar una pared exterior. Los sistemas más frecuentemente utilizados incluyen sistemas de fachadas de aislamiento externo y sistemas compuestos de aislamiento externo—ambos constan de una capa de aislamiento, una capa de malla reforzada y un delgado recubrimiento de material exterior—así como el sistema de fachada ventilada, donde un espacio de aire de al menos 1 pulgada entre el aislamiento y los paneles de revestimiento permite el escape de la humedad. El aislamiento que se usa en estos sistemas puede ser combustible (como poliestireno o poliuretano) o no combustible (como lana mineral o espuma de vidrio), pero el precio, el peso y el desempeño térmico hacen que el aislamiento combustible sea la opción preferida en la mayoría de las aplicaciones. Esta alternativa conlleva el inherente desafío de garantizar que no se vea involucrado en un incendio. El revestimiento que se utiliza en fachadas ventiladas también viene en distintas versiones, desde piedra natural inerte hasta paneles de metal compuestos con núcleos combustibles—nuevamente, se abarca una amplia gama de potenciales riesgos ante un incendio. La facilidad con que estos sistemas se enciendan y propaguen el fuego depende de la combustibilidad de los materiales que se usen y de cómo está diseñado el sistema para limitar la ignición y la propagación del fuego, como por ejemplo mediante el uso de franjas cortafuego y otras medidas de protección.

Un aspecto importante que generalmente no es tenido en cuenta es la calidad de la instalación de estos sistemas. Cuando se usen materiales combustibles, es fundamental asegurarse de que estén protegidas contra la ignición y que se instalen correctamente medios de protección adicionales, como barreras y sellos cortafuego. Muchos instaladores generalmente desconocen la manera en que pequeños detalles pueden tener grandes impactos en el desempeño de sistemas terminados cuando están expuestos al fuego. Es esencial una mano de obra altamente calificada si deseamos garantizar la seguridad de estos complejos sistemas de fachadas.

Reglamentos de construcción y métodos de ensayo

Para evitar la propagación del fuego en el exterior, la mayoría de los códigos y reglamentos de edificación incorporan requisitos que abordan el desempeño de las paredes exteriores ante el fuego. El control de la propagación externa del fuego se hace mediante requisitos que se aplican a los sistemas de fachadas. Si bien los objetivos de seguridad de estos requisitos son similares en todos los países, la manera en que se llevan  a cabo puede ser muy diferente. Como sucede con todos los requisitos de seguridad contra incendios en todo el mundo, aquellos relacionados con fachadas exteriores se basan en la experiencia nacional—por ejemplo, si ha ocurrido un incendio catastrófico con propagación externa del fuego—así como en la construcción tradicional local.

Un enfoque que se emplea en muchos países consiste en aplicar requisitos de combustibilidad y/o inflamabilidad a cada uno de los materiales que se usen en el sistema de la fachada—el fundamento es que al controlarse el desempeño de cada componente, el sistema combinado debería reflejar una función apropiada (y apropiadamente segura). Los requisitos se vinculan al riesgo que se percibe para el edificio y dependen de la altura del edificio y de su ocupación. Un ejemplo habitual consiste en requerir el uso de materiales no combustibles solamente si el edificio excede una determinada altura, que puede ir de 12 a 50 metros, o de 39 a 64 pies, según el país.

Otro enfoque consiste en requerir ensayos de todo el sistema de la fachada, generalmente en un ensayo a gran escala para replicar el comportamiento real percibido del sistema. Algunos países han optado por incluir ensayos a gran escala de los sistemas de fachadas en sus requisitos, mientras otros han elegido el ensayo a gran escala de la fachada, además del ensayo de los componentes individuales.

La iniciativa es encomiable, aunque en realidad plantea un tema importante: si bien todos estos países procuran mitigar el mismo riesgo, hay casi tantos ensayos como países con requisitos de ensayo. El informe de FPRF de 2014, por ejemplo, menciona no menos de 15 variedades de estos ensayos en diversos países. Además, la Organización Internacional de Normas (International Standards Organization) también ha elaborado protocolos similares. Como sucede con los requisitos generales de seguridad contra incendios, los diversos ensayos que se han desarrollado para evaluar las fachadas combustibles exteriores se basan, en gran medida, en la experiencia local y generalmente replican un escenario visto en un incendio catastrófico ocurrido en el país. Como resultado, puede haber diferencias clave en los ensayos, entre las que se incluyen la exposición al calor, la geometría de los ensayos y los criterios para pasar el ensayo. El mismo sistema de paredes exteriores podría tener resultados muy diferentes en diferentes ensayos, uno que lo considere seguro y otro no adecuado para su propósito previsto. El fuego, sin embargo, no reconoce fronteras geopolíticas y se comporta de la misma manera en todos lados. Aún, en todo el mundo, nuestros ensayos no contienen ninguna base científica que pudiera contribuir a la eliminación de estas diferencias críticas en la seguridad de un país a otro.

Algunos países permiten el uso de diseños basados en el desempeño, un enfoque de ingeniería de la protección contra incendios que se basa en las metas y objetivos de la seguridad contra incendios, análisis de escenarios de incendio, y la evaluación cuantitativa de las soluciones de diseño. Esta metodología es una herramienta increíble que permite que los ingenieros en protección contra incendios resuelvan problemas complejos como la seguridad de las fachadas exteriores—pero que requiere un nivel de expertos en el entendimiento de los sistemas que se están analizando. Lamentablemente, la falta de entendimiento de cómo diferentes materiales interactúan dentro de montajes de paredes exteriores combustibles durante un incendio hace que sea complejo para los profesionales convertirse en expertos en este tema.

Como resultado, en algunos países, los diseños relacionados con montajes de paredes exteriores combustibles aplican dos supuestos: que los componentes de la fachada tendrán un comportamiento similar en cualquier escenario y que hay una regla que permite la interpolación o la extrapolación entre sistemas de fachadas ensayados. Las investigaciones indican que estos dos supuestos son incorrectos. Debido a que un cambio menor en el material, la geometría o el montaje de un sistema de fachada puede tener un drástico impacto en su combustibilidad, es peligroso suponer que estas variaciones pueden emplearse de manera intercambiable en el diseño de edificios sin una mayor investigación.

¿Donde están los datos?

Estas son las clases de problemas que pueden ser directamente atribuidos a la ausencia de datos precisos—sin datos precisos, no podemos comprender ni el verdadero alcance del problema ni los detalles necesarios para elaborar requisitos para ensayos y reglamentos de construcción congruentes. Ese vacío también deriva en una lucha constante para colaborar con los responsables del establecimiento de políticas en la comprensión del crítico vínculo que hay entre los edificios energéticamente eficientes y la seguridad contra incendios. Encontré una vez un político que me dijo, disculpándose, que hasta que no hubo “cuerpos sobre la mesa”, la seguridad de las fachadas exteriores simplemente no era una preocupación que fuera a recibir atención política.

Entonces, ¿cómo mejoramos nuestra recopilación de datos y cómo la potenciamos para obtener el máximo efecto? En pocas palabras, la respuesta es que no es sencillo. Incluso en los Estados Unidos, donde podría argumentar que tenemos la recopilación de datos de incendios más exhaustiva de todo el mundo, no podemos obtener la clase de datos pormenorizados necesarios para que podamos entender mejor este problema. En los Estados Unidos, los datos sobre incidentes de incendio se recopilan a través del Sistema Nacional de Informe de Incidentes de Incendio (National Fire Incident Reporting System o NFIRS). Después de un incidente de incendio, puede emplearse el NFIRS para registrar datos sobre el objeto que se incendió primero, el desempeño del sistema de rociadores automáticos y otra información crítica. Como el NFIRS usa una cantidad limitada de opciones dentro de cada elemento de datos, es mínima la información que suministra sobre problemas de incendio complejos, tales como los que aquí se debaten.

Hay una escasez de datos similar a escala internacional. Investigadores de diferentes países han indicado que los reportes de los incidentes generalmente proporcionan información limitada sobre el tipo de sistema de fachada, los componentes usados en el conjunto de montaje y el desarrollo del incendio. Otra limitación de los datos internacionales es que los distintos países generalmente registran mediciones diferentes. Si no hay congruencia en la recopilación de datos entre los países, es imposible comparar la frecuencia de los incidentes sin un alto nivel de incertidumbre.

En una conferencia internacional sobre seguridad contra incendios de las fachadas, celebrada en París el año pasado, alguien interrogó si sabíamos si los sistemas de fachadas involucrados en los incendios que hemos observado en todo el mundo cumplían con los requisitos locales o si habían pasado los ensayos a gran escala localmente obligatorios. Lamentablemente, la respuesta a cada una de esas preguntas fue no. Sin una manera sistemática de recopilar datos de los incidentes, es imposible para nosotros cuantificar cómo impactan los diferentes requisitos en el nivel de riesgo en todo el mundo. Con algunas excepciones, continuamos validando cantidades desconocidas de materiales de construcción diferentes con diversos métodos de ensayo y, en general, los instalamos con una mano de trabajo deficientemente capacitada, que cumple reglamentaciones mínimas. La progresión de estas prácticas parecería estar obstaculizada por una falta de conocimientos relacionada con los datos de incidentes de incendio que validen o refuten hipótesis.

Es importante reconocer que tenemos la oportunidad de aprender de las fallas, e incluso de los éxitos, y elaborar estrategias basadas en incidentes de incendio del mundo real. La instrucción de las partes interesadas, el crecimiento adquirido por fallas anteriores y la cuantificación de este asunto global demandan muchos más datos de los que están actualmente disponibles. Como paladín de la seguridad de edificios, reconocemos la necesidad de abordar este tema, y es nuestro anhelo poder debatir al respecto en los diversos foros públicos que tendrán lugar próximamente. No me cabe duda de que tenemos la capacidad de idear nuevas maneras de recolectar y compartir esta información. Hasta ese momento, continuaremos intentando resolver diversos problemas que es complejo identificar. 

  

Birgitte Messerschmidt es directora de Investigación Aplicada en NFPA.

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