El nuevo tipo de espuma

 

Manejo de Emergencias & Materiales Peligrosos

El nuevo tipo de espuma

Por Jesse Roman

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Durante décadas, la espuma formadora de película acuosa, o AFFF, se consideró la norma de oro para combatir incendios peligrosos provocados por combustibles líquidos. En la actualidad, con la rápida eliminación de la AFFF y el desarrollo de nuevas espumas extintoras, el mundo de la protección contra incendios se prepara para las nuevas tecnologías.

En la oficina de su casa, junto a unas cajas que contienen antiguas alarmas de incendios, modelos de camiones de bomberos y viejos cascos de bomberos, Jeremy Souza alguna vez guardó una colección de recuerdos un poco extraños: casi una docena de frascos con distintos líquidos de color ámbar.

Durante años, como bombero y, luego, como subjefe de bomberos en el Aeropuerto T.F. Green en Providence, Rhode Island, Souza iba y venía con los frascos a las capacitaciones que brindaba para los nuevos bomberos. Pasaba los frascos y explicaba cómo el líquido del interior, una sustancia química llamada "espuma formadora de película acuosa", o AFFF, combatía incendios provocados por combustibles líquidos e incluso tenía la capacidad de realizar otras hazañas mágicas en la estación de bomberos.

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"Antes, en el aeropuerto, usábamos este material para casi todo, menos para cepillarnos los dientes", comentó Souza, quien ahora es ingeniero especializado en sistemas de supresión de espuma en Code Red Consultants, una empresa de seguridad contra incendios con sede en Massachusetts. "La AFFF funciona como un líquido desengrasante maravilloso. Si tomamos dos litros de concentrado de AFFF, lo tiramos al piso de un garaje y lo enjuagamos con agua, la mancha desaparecerá. Diría que es más una cuestión relacionada con el aeropuerto: los cuerpos de bomberos municipales nunca se habrían ocupado de cantidades de espuma como esa. Pero teníamos un montón".

Para cierta generación de bomberos especializados encargados de proteger aeródromos, instalaciones de petróleo y gas e instalaciones militares, la experiencia de Souza probablemente les resulte familiar. Durante casi seis décadas, la AFFF fue un elemento tan indispensable para el trabajo como lo es el agua para los bomberos de incendios estructurales, debido a su capacidad única para combatir rápidamente el fuego provocado por los combustibles líquidos más potentes gracias a su manto de burbujas químicas. Si tomamos los escenarios peligrosos que pueden desarrollarse cuando grandes depósitos de combustible se ven amenazados por un incendio, las cualidades de la AFFF como agente de supresión rápido y confiable han sido, literalmente, un medio para salvar vidas.

Y, sin embargo, ahora existe un acuerdo casi universal entre los funcionarios sanitarios, los científicos ambientales, las autoridades públicas e incluso los bomberos con respecto a la prohibición de la AFFF, lo antes posible si se puede.

Con base en la evidencia cada vez mayor acerca de que las sustancias químicas que se encuentran en la AFFF, conocidas como sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas o PFAS, son potencialmente peligrosas para el planeta y la salud humana (consulte "El problema de las PFAS"), ha habido un rápido movimiento en todo el mundo para limitar o prohibir su uso. Solo en 2021, se registraron 15 estados de EE. UU. que prohibieron o limitaron estrictamente la AFFF, y en al menos cinco más las leyes para tal fin están en proceso. El Ejército de los EE. UU., que contribuyó con el desarrollo de la AFFF en la década de 1960, anunció planes para dejar de usarla en octubre de 2024, y la Administración Federal de Aviación tiene la intención de hacer lo mismo en miles de aeropuertos en todo el país. Varios países europeos ya han dejado de usar la AFFF y, en febrero, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas propuso prohibir por completo la fabricación, el uso y la exportación de la AFFF en toda la Unión Europea.

"Todos podemos mencionar los aspectos positivos de la AFFF, pero ya no se utilizará. Si nos quedamos con esa idea, entonces vamos a vivir en el pasado", dijo Casey Grant, director ejecutivo de la firma de investigación e ingeniería DSRAE LLC, frente a una sala llena de especialistas en protección contra incendios durante una presentación de la NFPA Conference & Expo en Boston que se realizó el pasado junio. "No hay dudas de que este tema está repleto de interrogantes y es una complicación para todos nosotros, pero tenemos que enfrentar el hecho de que esta transición va a suceder".

 

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Bomberos descargan espuma en un avión estrellado durante un simulacro el año pasado en Ankara, Turquía. Durante décadas, la AFFF ha sido un elemento fundamental en los aeropuertos de todo el mundo por su capacidad de acabar rápidamente con los incendios provocados por combustible líquido. GETTY IMAGES

Para Souza, la transición está ocurriendo en más de un sentido. A fines del año pasado, recibió una llamada de investigadores que buscaban muestras antiguas de AFFF para estudiar cómo se descomponen sus compuestos con el paso del tiempo. Algunas de las muestras que tenía Souza se remontaban a casi dos décadas, e incluso tenía los números de lote originales del fabricante. "Aparentemente, yo era el único demente que pensó que alguien podría necesitarlas en algún momento", comentó. "Así que entregué mi colección y toda la información que tenía".

Sin embargo, a otras personas les resultará un poco más complicado dejar de utilizar la AFFF. Para los encargados de la protección contra incendios, muchos de los cuales se encuentran atrapados entre las inminentes prohibiciones gubernamentales de la AFFF y la necesidad continua de extinguir rápidamente los peligrosos incendios provocados por combustible líquido, la transición trae aparejadas dos preguntas importantes: ¿qué reemplazará a la AFFF y cómo será la transición?

Nueva espuma, nuevos interrogantes

Durante más de una década, los fabricantes de espumas han estado trabajando en productos para reemplazar la AFFF. En la actualidad, hay docenas de productos de espuma en el mercado que, según afirman, están fabricadas sin flúor, un ingrediente clave de la AFFF que también es una fuente de PFAS. La Fundación de Investigación de Protección, el Departamento de Defensa de EE. UU. y el grupo de investigación de la industria petrolera LASTFIRE realizaron una gran cantidad de pruebas y demostraron que muchos de estos nuevos productos pueden ser efectivos para combatir incendios provocados por combustibles líquidos en las condiciones adecuadas.

Sin embargo, a diferencia de la AFFF, la efectividad de la espuma sin flúor viene con muchas advertencias y complejidades, explicó Jerry Back, investigador de Jensen Hughes. En los últimos cinco años, Back ha realizado cientos de ensayos de incendio para probar la eficacia de las espumas sin flúor. "Estas espumas sin flúor no reemplazan directamente a la AFFF, sino que son productos nuevos con diferentes características y que usan diferentes métodos para combatir el fuego", explicó Back en una entrevista este verano. Aunque las nuevas espumas funcionan "razonablemente bien", las diferentes propiedades que tienen significan que "dejar de utilizar la AFFF va a ser mucho más complicado de lo que creíamos", comentó.

Desde la Fundación de Investigación de Protección contra Incendios reconocen que hay una necesidad urgente de establecer lineamientos y, desde 2020, publicaron dos informes fundamentales sobre el tema, ambos redactados por Back. El último, publicado en junio, se de denomina ""Espumas para combatir incendios: hoja de ruta del servicio contra incendios (Firefighting Foams: Fire Service Roadmap)" y se elaboró con el objetivo de ayudar a los cuerpos de bomberos a comprender las consideraciones para elegir una espuma y reemplazar la AFFF, así como los numerosos factores, incluidas las capacitaciones y los equipos, que acompañan esta cuestión.

Esas decisiones serán fundamentales, porque las pruebas realizadas por la Fundación han demostrado que el rendimiento de las nuevas espumas sin flúor puede variar drásticamente según ciertos factores, como el fabricante, el tipo de combustible quemado, la aspiración de la espuma, los dispositivos de descarga utilizados y las técnicas y tácticas de los bomberos durante el incidente. Back explicó que, incluso cuando esos factores se cumplan perfectamente, podría necesitarse el doble de espuma y de tiempo para apagar un incendio provocado por combustible líquido que en comparación con la AFFF. "Debido a las variables, una de las cosas que enfatizamos en el documento de la hoja de ruta es que el usuario final, independientemente de quién sea, tendrá que hacer los deberes", agregó.

Esos niveles de complejidad hacen que la pregunta sobre una transición sea difícil de responder, según expertos como Edward Hawthorne, gerente global de respuestas ante emergencias de Shell Oil, quien se retiró recientemente.

"Gracias al cuerpo de trabajo que han conformado Jerry y la Fundación, así como al trabajo del Departamento de Defensa y LASTFIRE, podemos confiar en que tenemos agentes capaces de combatir incendios provocados por derrames y en tanques de combustible líquido", dijo Hawthorne, quien también es asistente del jefe de bomberos en Texas. “Creo que las nuevas espumas están listas para dar batalla. Ahora tenemos que asegurarnos de que los usuarios finales también estén listos para saber usarlas".

Si bien gran parte de la industria es optimista sobre el potencial de las nuevas espumas, es probable que este cambio suponga una curva de aprendizaje pronunciada y costos adicionales. Elegir qué espuma sin flúor usar entre las innumerables opciones disponibles es solo el primer paso para los cuerpos de bomberos. Después de eso, viene una plétora de otros temas: cómo desechar la antigua AFFF, cómo descontaminar los equipos viejos, qué equipos nuevos podrían ser necesarios y qué nuevas tácticas y capacitaciones deben implementarse.

Muchas de estas complicaciones surgen del simple hecho de que las espumas nuevas no tienen flúor, un componente fundamental de la AFFF para combatir incendios provocados por combustibles líquidos. Cuando se utiliza únicamente agua para apagar un incendio provocado por combustible líquido, el fuego puede propagarse e incluso acelerarse. Sin embargo, la combinación de agua y un concentrado de AFFF al 3% o al 6% crea una mezcla espumosa con miles de millones de burbujas diminutas que son lo suficientemente livianas como para asentarse sobre el combustible en llamas y lo suficientemente densas como para comenzar a sofocarlo. El flúor también contiene una pequeña carga eléctrica que repele el combustible, como si fuera un imán opuesto, y crea una capa microscópica entre las burbujas y la superficie del combustible. A medida que el líquido sale lentamente de las burbujas, esta carga lo retiene en la superficie y "forma una capa muy delgada que cubre el combustible, retiene los vapores y, hasta cierto punto, lo enfría", explicó Souza. Sin el flúor, el líquido más denso se hunde debajo del combustible y los vapores, lo que es mucho menos efectivo.

Durante años, los fabricantes y los científicos han intentado sin éxito crear una capa de película similar sin el flúor que emana las PFAS. "Estos productos de espuma sin flúor no forman una película sobre el combustible como la AFFF", dijo Back. “Funcionan simplemente proporcionando una barrera física de burbujas que contiene los vapores combustibles y evita que se mezclen con el oxígeno. La AFFF tenía dos mecanismos para apagar el fuego; estos nuevos productos solo tienen uno".

Esa distinción tiene implicaciones importantes en el desempeño de las dos espumas. La AFFF es extremadamente tolerante y versátil, capaz de apagar incendios en una sola pasada, independientemente de cuán aspirada o espumosa esté la sustancia a través de la manguera. Sin embargo, las nuevas formulas dependen en gran medida de lo que Back llama la "calidad de la espuma", es decir, burbujas densas y altamente aspiradas. Incluso con una capa de espuma más densa, las pruebas han demostrado que los bomberos deben descargar una mayor cantidad de espuma sin flúor en un incendio provocado por combustible líquido para lograr los mismos resultados que con la AFFF. "La AFFF también tiende a ser más tolerante cuando se trata de sortear obstrucciones en el sector del incendio", dijo Back, quien realizó las pruebas de fuego y es coautor del informe de la Fundación publicado en 2020. (El trabajo de Back ganó la medalla de la Fundación en 2020, otorgada al proyecto que mejor ejemplifica la misión de seguridad contra incendios de la Fundación). De acuerdo con Back, la conclusión es que lleva aproximadamente el doble de tiempo apagar incendios con estos nuevos productos en comparación con la AFFF.

El mayor grado de aspiración que demandan las nuevas espumas puede requerir que los cuerpos de bomberos inviertan en nuevas boquillas para mangueras. También deberán volver a capacitar a los bomberos sobre cómo combatir incendios provocados por combustibles líquidos teniendo en cuenta las limitaciones y propiedades de las nuevas espumas. Durante varios de los ensayos de incendio a gran escala, Back convocó a bomberos que nunca habían usado espuma sin flúor para observar sus tácticas y observar las desventajas. En los ejercicios con combustibles a base de queroseno, que incluyen el combustible para aviones, la capa de espuma que los bomberos habían colocado comenzó a disiparse en puntos a su alrededor a medida que avanzaban hacia el fuego. "El fuego se propagó a estos agujeros", dijo Back frente a una audiencia absorta en la reciente conferencia de la NFPA mientras se reproducía un video del incendio. "Los bomberos necesitaban dar un paso atrás, tapar los agujeros y, luego, continuar. Finalmente, decidimos deslizar un manipulador de la manguera hacia atrás para inspeccionar la capa de espuma, detectar agujeros y observar si hay un rebrote".

En general, Back caracterizó la actuación inicial de los bomberos como incómoda. "No tenían técnica y parecía que constantemente tenían que pensar lo que estaban haciendo", explicó. "En todas las instancias, los incendios empeoraban en lugar de mejorar. Pero al final de la semana, le agarraron la mano. La conclusión es que el entrenamiento es la clave".

Otros problemas que surgieron siempre que se reemplazó la AFFF incluyen la eliminación del concentrado restante de AFFF y la evaluación del equipo que puede estar contaminado. En algunos estados han ofrecido eliminar las AFFF del cuerpo de bomberos de forma gratuita a través de programas de devolución; algunos no tuvieron tanta suerte y deben pagar ellos mismos los costos de eliminación, que pueden llegar a 20 dólares por galón, dijo Back. Incluso los cuerpos de bomberos que pueden descargar fácilmente las AFFF aún se enfrentan a la difícil tarea de garantizar que su nueva espuma no esté contaminada con AFFF residual.

"Trabajé con el condado de Los Ángeles para eliminar el flúor de los camiones de espuma, y una de las preguntas que no pudimos responder fue qué tan limpio debe estar el tanque actual para hacer garantizar que no hay contaminación", explicó Hawthorne, coautor de el informe de la hoja de ruta de la Fundación. "Hasta el día de hoy, todavía no hay una cifra establecida por la norma que se haya acordado en Estados Unidos. ¿El tanque se lava una vez o cinco veces? Eso es importante, porque cada vez que se lava un tanque de espuma de 1000 galones, toda el agua con la que se enjuaga está contaminada y, ahora, hay que juntar esos 1000 galones de agua contaminada y eliminarlos. No se puede tirar el agua por el desagüe. ¿Qué hacemos con eso? Aún eso sigue siendo una pregunta".

Se aproximan los plazos

En 2004, en un estudio encargado por un grupo llamado Fire Fighting Foam Coalition (Coalición de Espuma para Combate de Incendios) se estimó que había aproximadamente 10 millones de galones de concentrado de AFFF en Estados Unidos y sus territorios. Alrededor del 10% pertenecía a los cuerpos de bomberos municipales, según el informe. La gran mayoría, más del 80%, residía en bases militares, aeropuertos e instalaciones de gas y petróleo.

Si bien es probable que la cantidad de AFFF en las instalaciones de petróleo se haya reducido en gran medida desde entonces, quedan grandes cantidades en los aeropuertos y las instalaciones militares, que por las normas federales aún están obligadas a utilizar AFFF. Gran parte de esta espuma fluorada reside dentro de los sistemas fijos de supresión, que están listos para descargar miles de galones de espuma y proteger la infraestructura clave en caso de incendio, incluidos los hangares de los aviones, los tanques de almacenamiento de combustible y las estaciones de servicio.

Para el ejército de EE. UU., el mayor usuario de AFFF del país, las diferencias en la eficacia entre la AFFF y la espuma sin flúor pueden ser significativas. Cuando se quema una piscina de almacenamiento para combustible en un portaaviones cargado con artefactos militares altamente explosivos, no hay tiempo ni espacio para las incertidumbres. Lo mismo ocurre con la Administración Federal de Aviación (FAA), que se encarga de mantener seguros a millones de pasajeros aéreos en los casi 20 000 aeropuertos públicos y privados que supervisa la agencia.

Durante décadas, el Departamento de Defensa de EE. UU. ha establecido sus propios estándares de especificación de eficacia para espumas contra incendios en sus bases, denominados MIL-SPEC. Desde 2017, el Departamento de Defensa ha gastado al menos 28 millones de dólares en financiar investigaciones para identificar espumas sin flúor que puedan pasar las pruebas de eficacia bajo los estándares MIL-SPEC, que incluyen la extinción de un incendio de combustible en menos de 30 segundos. Hasta este punto, ninguna de las tantas nuevas espumas ha logrado pasar cada parte de la rigurosa prueba y, como resultado, ningún aeropuerto ni instalación militar regulados por la FAA dejaron de usar la AFFF.

Pero eso cambiará pronto. Como parte de la Ley de Autorización de la Defensa Nacional aprobada por el Congreso a fines de 2019, la Armada de los EE. UU. debe publicar una nueva especificación para una espuma sin flúor, que debe estar lista a fines de enero de 2023. Para octubre de 2024, será obligación utilizar únicamente espumas sin flúor. El Congreso le había impuesto a la FAA el plazo de octubre de 2021 para que en los aeropuertos se comience a usar espuma sin flúor, pero no pudieron cumplirlo. Los nuevos estándares MIL-SPEC que se están redactando ahora allanarán el camino para que tanto los aeropuertos como las bases militares hagan la transición que, a todas luces, será un compromiso enorme que requerirá una inversión significativa. Según un informe presentado ante el Congreso en octubre pasado, las fuerzas armadas todavía tienen alrededor de tres millones de galones de concentrado de AFFF en sus instalaciones, y se estima que los aeropuertos civiles tienen una cantidad que, al menos, triplica esa cifra.

Aunque el ejército aún tiene que aprobar oficialmente una espuma sin flúor para su uso en sus instalaciones, en la actualidad hay pocos productos que han superado las pruebas de eficacia desarrolladas por autoridades de prueba y aprobación confiables, como UL. De las aproximadamente 70 espumas sin flúor que se encuentran actualmente en el mercado, casi la mitad tiene aprobaciones o listas creíbles, según el informe de la hoja de ruta de la Fundación.

Las normas de la NFPA que abordan la supresión de la espuma, incluida la NFPA 11, Norma para Espumas de Baja, Media y Alta Expansión, el NFPA 30, Código de Líquidos Inflamables y Combustibles, así como el conjunto de normas de la NFPA para la protección de aeródromos y aeropuertos, se centran principalmente en el hardware y no estipulan qué tipo de espuma puede o debe usarse. Por lo tanto, poco ha cambiado hasta ahora en la norma NFPA 11 con respecto a la transición a una espuma sin flúor, además de agregar información sobre las nuevas espumas en el Anexo, comentó Back, miembro del comité técnico. Dado que los nuevos concentrados de espuma aún están en el proceso de prueba, todavía no surgió la necesidad de realizar cambios significativos en el diseño o las estrategias de protección descritas en la NFPA 11 para la aplicación de sistemas fijos de extinción por espuma.

"Los datos obtenidos de las pruebas parecen sugerir que, probablemente, todavía sea adecuado usar estos nuevos productos en sistemas heredados en muchas aplicaciones, siempre que se siga el proceso correcto para obtener la aprobación para esa aplicación", dijo Back. Sin embargo, una advertencia importante es que las nuevas espumas aún no han sido probadas en un evento importante del mundo real. Si un incidente catastrófico revelara fallas en la eficacia de las nuevas espumas dentro de los diseños de sistemas existentes, es probable que el comité técnico deba revisar esos parámetros de diseño, explicó Back.

Sin embargo, esto no significa que en las instalaciones puedan simplemente reemplazar el concentrado de AFFF existente en los sistemas fijos por una espuma sin flúor. De hecho, con base en las experiencias registradas en las instalaciones donde hicieron el cambio, se sugiere hacer pruebas en un entorno con nuevos y diversos desafíos y consideraciones.

Al igual que con los cuerpos de bomberos, el primer problema al que se enfrentan las instalaciones es averiguar qué nuevas espumas responderán a sus necesidades. Mientras que la AFFF es una solución única que puede apagar la mayoría de los incendios provocados por combustible de la misma manera cada vez ocurren, la eficacia de una espuma sin flúor depende de una gran cantidad de factores, incluido el tipo de combustible que se protege, la profundidad y la temperatura del combustible, entre otros. Esos factores indican qué concentrado de espuma se usa, lo que a su vez señala el equipo necesario y los dispositivos de descarga, comentó Souza. "Se torna específico para la aplicación", dijo. "No podemos hacer nada hasta que respondamos a la pregunta de qué concentrado usaremos, y todo lo demás fluye a partir de eso".

Una vez que se selecciona el concentrado, el trabajo de ingeniería apenas comienza. Por un lado, la AFFF en los frascos que tiene Souza presenta una viscosidad similar al agua. En comparación, algunos concentrados sin flúor son tan espesos que si se cae un vaso, no se derramaría nada. Otros tienen una consistencia más parecida a la salsa de tomate o la gelatina. "El equipo existente no está calibrado correctamente para manejar eso", dijo Souza. "Ojalá pudiéramos decirles a los usuarios «aquí están las nuevas burbujas, pónganlas en su sistema y funcionarán», pero es mucho más complicado que eso".

Todos esos problemas estaban en juego en un proyecto que Souza lideró recientemente para diseñar e instalar un nuevo sistema fijo de extinción por espuma sin flúor en el aeropuerto Nantucket Memorial Airport, en Massachusetts, una de las primeras empresas de este tipo en un aeropuerto de EE. UU. El problema de la viscosidad, junto con otros factores, incluido el aumento de las densidades y las tasas de aplicación requeridas para que las nuevas espumas funcionen, representaron desafíos en cuanto a la ingeniería que no fueron fáciles de resolver. Prácticamente todas las partes del sistema de extinción por espuma que protegía el área de almacenamiento y transferencia de combustible del aeropuerto tuvieron que ser reemplazadas, un escenario que probablemente señale lo que enfrentarán la mayoría de las instalaciones aeroportuarias.

"A medida que comenzamos a investigar los requisitos para implementar un sistema sin flúor, la lista se hacía interminable desde el punto de vista de la ingeniería", dijo Souza. "En casi todos los aeropuertos están completamente enloquecidos acerca de cómo van a solucionar este asunto de la espuma".

Las instalaciones de petróleo y gas han enfrentado desafíos similares en cuanto a la ingeniería, agregó Hawthorne. Las empresas más grandes, como Shell, Chevron, Exxon y BP, han realizado amplios estudios sobre la eficacia de las espumas sin flúor y están en proceso de convertir sus sistemas de extinción por AFFF, o bien ya lo han hecho. "Es necesario recalibrar parte del hardware y, otra parte, debe reemplazarse. Es el mismo tipo de preguntas que nos hicimos con los tanques de almacenamiento y los camiones de bomberos", comentó Hawthorne, y señaló que es posible que los cuerpos de bomberos municipales también deban reemplazar o recalibrar las bombas contra incendios en los camiones que transportan espuma. Los nuevos hardware y las especificaciones también dieron lugar a que los trabajadores que reparan y mantienen los equipos vuelvan a capacitarse, al igual que los bomberos que trabajan en el sitio. Eso implica volver a escribir los manuales de capacitación y volver a elaborar los procedimientos operativos, agregó Hawthorne.

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La industria del petróleo ha confiado durante mucho tiempo en el sistema de extinción por AFFF para combatir incendios en instalaciones de todo el mundo, tanto en tierra como en el mar. En esta imagen, bomberos del Reino Unido rocían espuma en tanques de almacenamiento de petróleo durante un incendio en un depósito a las afueras de Londres. GETTY IMAGE

También está el problema persistente de cómo informar y educar a los bomberos y contratistas externos con respecto a las nuevas espumas y sistemas. Muchas instalaciones de petróleo y gas no cuentan con un cuerpo de bomberos de manera permanente en el sitio y, en cambio, dependen de los cuerpos de bomberos municipales de la localidad en caso de un incidente.

"Puedo tener una terminal en la que pueda cambiar la espuma regular por una sin flúor, pero el cuerpo de bomberos municipal con el que trabajo sigue usando la AFFF", explicó Hawthorne. "Si acabo de gastar mucho dinero para reemplazar la AFFF, lo último que quiero es que las personas que me asisten entren y contaminen mis instalaciones si tengo un incendio, por lo que tenemos que trabajar en conjunto para resolver cómo abordar esta cuestión. La industria petrolera sigue lidiando con ese desafío en todo el mundo, desde Róterdam, pasando por Singapur y hasta Nueva York".

El camino por delante

Aunque numerosas instalaciones petroleras y algunos cuerpos de bomberos ya han tomado medidas para reemplazar la AFFF, un gran porcentaje se niega a hacerlo. Back estima que aproximadamente el 20% de la industria petrolera realizó el cambio, pero hay pocos datos disponibles para confirmar la cifra real. "Creo que el resto de la industria sigue esperando para ver si los productos mejoran un poco", añadió.

Hay un tema que los expertos plantean constantemente, lo que se conoce como "arrepentimiento de la transición". Desde principios de la década del 2000, la industria se ha movido a través de una serie de formulaciones de AFFF diferentes, y cada una de ellas finalmente se eliminó debido a inquietudes relacionadas con el medioambiente y la salud. Aunque es posible que las espumas sin flúor no contengan PFAS, aún nadie puede afirmar con certeza que las sustancias químicas que contienen no se consideran peligrosas en otros sentidos. "Nadie quiere comenzar a usar la espuma sin flúor y, luego, en tres o cuatro años, tener que volver a cambiar de producto", dijo Hawthorne. "En una refinería grande se pueden encontrar entre 20 000 y 40 000 galones de concentrado de espuma, por lo que reemplazar todo eso es un gran trabajo".

Los cuerpos de bomberos municipales deben considerar numerosos factores al determinar cuándo y cómo pueden comenzar a usar la espuma sin flúor. En los estados donde se prohibió o se restringió el uso de la AFFF, el movimiento se acelera a medida que se acerca su fecha de caducidad. Los recursos, el tamaño del cuerpo y los tipos de instalaciones que protege un cuerpo son factores que probablemente contribuyan al nivel de información de cada cuerpo de bomberos con respecto a este tema de la espuma, explicó Hawthorne.

"Los cuerpos de las grandes ciudades, como Chicago, Los Ángeles, Atlanta o Nueva York, en particular los más progresistas que también tienen aeropuertos que proteger, probablemente participen de manera activa en esta transición", dijo Hawthorne. "Si miramos a los cuerpos más pequeños, que son la gran mayoría de los cuerpos de bomberos en EE. UU., creo que encontraremos que no tienen información, o bien que tienen información pero no están seguros de qué hacer. Ese fue todo el propósito del informe de la hoja de ruta de la Fundación: proporcionar a esos cuerpos de bomberos una guía sobre cómo proceder".

Hay razones para creer que el documento con indicaciones de la Fundación, muy pronto, podría ser un documento muy importante. Muchos expertos, como Hawthorne, creen que las tratativas para reemplazar la AFFF se acelerarán tan pronto como se publiquen las nuevas especificaciones sobre la espuma sin flúor del ejército a principios del próximo año. Es probable que las primeras espumas sin flúor aprobadas oficialmente por el ejército den como resultado que el Gobierno de EE. UU. y aeropuertos de alto perfil realicen compras masivas, lo que indicará a las instalaciones petroleras y cuerpos de bomberos que aún están en duda que es hora de avanzar. Según las predicciones de Hawthorne, "cuando eso suceda, los cuerpos de bomberos de EE. UU. podrán decir que ahora tienen espumas que pueden usar y, finalmente, podrán dejar de usar productos con flúor". Según los expertos, luego se deberá seguir con los nuevos protocolos y capacitaciones para los bomberos, junto con equipos actualizados y otros cambios clave.

Reconocemos que el proceso apenas ha comenzado, y es por eso que la Fundación ha solicitado financiamiento adicional a fin de continuar con sus esfuerzos para mantener informados a las partes interesadas. El nuevo proyecto propuesto tendrá como objetivo generar mejores prácticas recomendadas y lineamientos tácticos para los bomberos que utilizan las nuevas espumas sin flúor. Los resultados podrían utilizarse para informar los nuevos programas de capacitación que tanto se necesitan para los cuerpos de todo el mundo a medida que dejan de utilizar la AFFF.

Back explicó que la investigación en curso también será vital para mantenernos al día con los cambios, a medida que la tecnología de la espuma continúa evolucionando. "En los últimos cinco años, hemos realizado cientos de pruebas sobre la eficacia contra incendios y las diversas capacidades de estos productos, y no hay duda de que los fabricantes modifican las fórmulas y las mejoran a medida que avanzamos", comentó. Algunos fabricantes incluso afirman haber desarrollado concentrados de espuma sin flúor con viscosidades lo suficientemente bajas como para funcionar con cambios mínimos en la infraestructura existente.

Independientemente de las capacidades finales de las nuevas espumas, no será importante si los administradores de las instalaciones no especifican cuál es la espuma correcta o si los bomberos no están correctamente capacitados para usarla. Hawthorne, Back y otros profesionales consideran que, en la actualidad, las formulas de las nuevas espumas son lo suficientemente buenas como para manejar cualquier situación que se informe en una llamada al 911. Ahora, depende de la comunidad de la seguridad comenzar a prepararse.

JESSE ROMAN es jefe de edición de NFPA Journal. Fotografía superior cortesía de Gerald Back

Nota “El problema de las PFAS

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