Alan Breslau, fundador de la Sociedad de Fénix para Sobrevivientes a Quemaduras, falleció en Nueva Zelanda durante las vacaciones a los 94 años de edad. Alan nos deja un inigualable legado de defensa al apoyo a los sobrevivientes de quemaduras y prevención de lesiones por quemaduras.
Alan sabía lo que significaba sufrir esas lesiones. En 1963, a los 37 años de edad, fue víctima de un accidente aéreo durante un viaje de negocios en Rochester, Nueva York. De las 43 personas a bordo, siete perdieron sus vidas y 36 sufrieron lesiones. Alan perdió su nariz, una oreja, un ojo, la parte superior de su cabeza, un pulgar, y algunos de sus dedos a causa de las severas quemaduras. La falta de apoyo y aislamiento durante las primeras etapas de su recuperación lo llevaron a cambiar el mundo para los sobrevivientes a quemaduras y crear una comunidad mundial que incluye sobrevivientes, cuidadores, socorristas, profesionales médicos, investigadores, entre muchos otros.
En 1977, inspirado en el mito del ave que renace de las llamas en una forma más hermosa, Alan creó la Sociedad de Fénix para Sobrevivientes a Quemaduras. Trabajó para establecer el primer campo para quemados para niños en Pensilvania, y creó un programa para traer a gente con lesiones por quemaduras de países en Desarrollo a Estados Unidos para recibir atención gratuita. Alan realizó el primer Congreso Mundial de Quemaduras en 1988.
Conocí a Alan y a su esposa, Delwyn, en un Congreso Mundial de Quemaduras hace un par de años, y puedo aún recordar mi primera impresión de él. Alan tendría apenas más de 80 años. Conversamos sobre la campaña de NFPA que abogaba por cigarrillos a prueba de incendios y el importante rol que tuvieron los sobrevivientes a quemaduras en la búsqueda exitosa de que cada estado en el país apruebe la legislación que logró que sea menos probable que se enciendan los cigarrillos. Expresó su gratitud y un sutil entusiasmo sobre el hecho de que el esfuerzo implicaría que menos gente pierda su vida o sufra quemaduras que alteren su vida – de hecho, él había testificado frente al Senado estadounidense algunos años antes como parte de intentos tempranos de exigir cigarrillos a prueba de incendios.
Más adelante en ese evento, Alan tocó el piano ante una emocionante ovación de los asistentes – además de su capacitación como ingeniero químico, él era un consumado músico. Una simple canción o dos representaron su enfoque de la vida. Ningún accidente aéreo le iba a impedir hacer lo que amaba. No solo inspiró una forma totalmente nueva de vivir para los sobrevivientes a quemaduras, sino que lo hizo mientras siguió tocando el piano, escribiendo libros, jugando al tenis, y buscando todo aquello que lo hacía feliz. Con los años, vi y oí como cientos de personas en el Congreso Mundial de Quemaduras recibían a Alan contándole cómo había cambiado sus vidas. Al igual que Alan, no estaban solo sobreviviendo, estaban floreciendo.
Hoy llevamos adelante el trabajo que comenzó Alan. Estoy orgulloso de haberme asociado a la Sociedad de Fénix desde mi llegada a NFPA hace 15 años y de formar parte de su Directorio. La Sociedad de Fénix es ahora reconocida a nivel mundial como la organización líder para el apoyo, prevención y defensa del quemado. NFPA respalda a la Sociedad de Fénix en su Congreso Mundial de Quemaduras, un evento que ha crecido en dimensión e influencia para convertirse en la principal reunión de la comunidad mundial de quemados. Las campañas de defensa y concientización pública de NFPA Los Rostros del Fuego, que apuntan a reducir las pérdidas por lesiones eléctricas y por incendios, son creadas en colaboración con la Sociedad de Fénix. Dichas campañas personifican el espíritu y visión de Alan Breslau, a quien ahora considero la cara original del incendio. El creía firmemente que algo bueno resultaría de su tragedia. Resultó que, no ha sido algo bueno – ha sido algo grandioso.
LORRAINE CARLI es vicepresidente de Divulgación y Promoción de NFPA.