Por Angelo Verzoni
EL AÑO PASADO, un conductor del servicio de transporte compartido Uber publicó en línea un relato con detalles desgarradores sobre cómo trasladó a una joven mujer al hospital de Chicago.
El llamado le llegó de un club nocturno. Cuando el conductor llegó, un miembro del personal de seguridad en la puerta del club le explicó que la joven se había intoxicado con drogas y alcohol y que debía ser trasladad a una sala de emergencias. La joven y una amiga se subieron al auto. "En el camino, la joven vomitó, dejó de respirar y quedó inconsciente", escribió el conductor en uberpeople.net, un foro de chat en línea. "La otra joven estaba enloquecida, gritaba y lloraba, lo que empeoraba la situación. Tocando bocina y haciendo luces, pasé todos los semáforos en rojo en dirección al hospital. Al llegar, el personal de servicios de emergencia se subió al asiento trasero de mi vehículo para sacar a la paciente y reanimarla".
Historias como estas suelen leerse en el foro. Hay publicaciones sobre peleas sangrientas en bares, mujeres en trabajo de parto, y hombres con dolores de pecho, todos en la búsqueda de un traslado al hospital utilizando un Uber—en muchos casos, cuando una ambulancia hubiera sido una mejor opción.
A medida que aumenten los servicios de transporte compartido como Uber y Lyft, aumentará también la gente que los utilice para llegar desde un cierto punto hasta una sala de emergencias. La práctica podría eventualmente ser abordada por NFPA, al desarrollar la nueva guía para ayudar a los organismos de los Servicios de Emergencias Médicas a elaborar un modelo de cuidado de la salud para la comunidad.
Una vieja práctica, un nuevo giro
Para aquellos en el Servicio de Emergencias Médicas, esto puede ser una tendencia problemática; pero no exactamente una a la que no estuvieran habituados.
La gente ha estado tomando taxis tradicionales para dirigirse a los hospitales durante décadas. Trabajando en el Servicio de Emergencias Médicas de Boston, John Montes, ahora especialista en servicios públicos de emergencias y protección contra incendios en NFPA, dijo que con frecuencia ha respondido a incidentes en los que la gente ha intentado llegar a la sala de emergencias en un taxi. Tradicionalmente, dijo, la regla de oro de los taxistas era que si la persona podía caminar, la podían llevar al hospital en el taxi—pero también significaba que la gente que estaba en condiciones ambulatorias en cierto momento podría no estarlo al siguiente y requerir de atención médica de emergencia inmediata.
A pesar de los riesgos, Montes cree que la práctica es cada vez más común—especialmente con gente joven—en lo que actualmente se conoce como economía compartida. En lugar del taxista que repentinamente se confronta a un pasajero inconsciente, esto ocurre con la misma frecuencia con un conductor de Uber o Lyft, ninguno de ellos necesariamente mejor preparado que el taxista para manejar emergencias médicas potencialmente serias. La familiarización pública con la tecnología de transporte compartido y las correspondientes interfaces del usuario pueden aumentar su atractivo como modo de transporte de emergencias, dijo Montes, incluso en casos en los que la gente debería tomar una ambulancia. Durante los últimos años, nuevas salidas han cubierto cada vez más la práctica de tomar un Uber a la sala de emergencia.
Pero también es necesaria una respuesta pública por parte de aquellos en los servicios de emergencias médicas. En abril, Marck Becraft, un paramédico veterano que se convirtió en jefe del cuerpo de bomberos en Utah, condenó la práctica durante una entrevista con una estación de noticias de la televisión local. "Es simplemente inseguro", dijo. "Creo que Uber ocupa su lugar y no creo que sea en la medicina de emergencia". Becraft puso un ejemplo: digamos que alguien está teniendo un infarto pero no lo sabe. El personal de la ambulancia puede darse cuenta de esto, y en lugar de dirigirse a la sala de emergencia, el paciente puede ser llevado directamente al laboratorio de hemodinámica—un ahorro de tiempo que es altamente improbable que ocurra si se utiliza un servicio de transporte compartido.
Según Vincent Robbins, la gente que experimenta eventos cardíacos es solo un grupo que ha tradicionalmente evitado el sistema de servicios de emergencias médicas para llegar al hospital. Robbins, presidente y Director Ejecutivo de MONOC, el servicio privado de ambulancias, más extenso de Nueva Jersey y sin fines de lucro, cuenta con más de 45 años de experiencia en los servicios de emergencias médicas. Robbins dijo de estos pacientes, que por lo general son adultos mayores: "Por lo general, las mismas personas minimizan su condición" "Prefieren pensar que es simplemente una indigestión. No quieren creer que están padeciendo un infarto".
Pacientes más jóvenes con condiciones tales como asma, que creen que pueden manejar sus síntomas ellos mismos y no quieren "molestar" a los proveedores de servicios de emergencias médicas, también lo hacen, al igual que la gente mayor que le teme al costo de una ambulancia, dijo Robbins. "Los médicos del departamento de emergencias le dirán que existe una cierta cantidad de pacientes ambulatorios que llegan sin intervención del servicio de emergencias médicas, que es lo que en realidad necesitaban como tratamiento preventivo antes de dirigirse al hospital".
Con los riesgos obvios de utilizar el servicio de transporte compartido como medio de transporte de emergencia, ¿por qué alguien se arriesgaría? Desde el punto de vista de los pacientes, el beneficio de utilizar Uber o Lyft en lugar de una ambulancia comienza con la practicidad y familiaridad de llamarlo. "El servicio de transporte compartido es increíblemente fácil de usar", dijo Montes. "Uno no puede mirar el teléfono celular y ver desde dónde viene la ambulancia, quién la maneja, o cuánto demorará en llegar. Con estas aplicaciones, eso es posible."
Más allá de la conveniencia y transparencia, el servicio de transporte compartido es mucho más económico. La mayoría de los traslados en ambulancia cuestan entre $800 y $1200 dólares, según Montes, mientras que en la mayoría de los casos un viaje en Uber o Lyft costará menos de $50 dólares. Un tercer beneficio para el paciente es que tiene un mayor sentido del control, especialmente cuando se trata de elegir a qué hospital dirigirse, una consideración reflejada en las publicaciones que aparecen en uberpeople.net. "Llevé a una pasajera embarazada que estaba en trabajo de parto que quería ir a un hospital a aproximadamente 30 millas de su casa porque no quería que su bebé naciera en un hospital local", escribió un conductor.
Oficialmente, Uber no apoya la práctica, pero la compañía reconoce que sucede. "Estamos agradecidos de que nuestro servicio ha ayudado a la gente a llegar a destino cuando más lo necesitaba", dijo la compañía en una declaración enviada a NFPA Journal. "No obstante, es importante destacar que Uber no es un sustituto para los profesionales de la salud o policías. En caso de cualquier emergencia médica, alentamos a la gente a llamar al 911." Lyft no respondió a una solicitud de comentarios antes de la fecha de cierre de la revista.
Un papel para el transporte compartido.
A pesar de las preocupaciones en torno a la práctica, algunos proveedores de servicios de emergencias médicas han comenzado a explorar un sistema en el que se utilizaron servicios de transporte compartido para el traslado médico que no fuera de emergencia. Según Robbins, durante la última década, una serie de cambios en el panorama del cuidado de la salud ha permitido que esto ocurra.
En primer lugar, se ha observado un aumento significativo en la cantidad de instalaciones de atención de urgencias en toda la nación, que por lo general brinda atención médica de emergencia de bajo riesgo para lesiones tales como un brazo roto. Los proveedores de servicios de emergencias médicas y las compañías de seguros médicos se dieron cuenta de que trasladar pacientes que estaban experimentando condiciones que no suponían un riesgo de vida a estas instalaciones era tanto más sensato como más económico que llevarlos al hospital. Una vez que eso comenzó a ocurrir, algunos proveedores comenzaron a buscar un subgrupo de pacientes con una prioridad incluso inferior que no requirieran ambulancias para recibir una atención urgente. En muchos casos, esa búsqueda los llevó a gente que se sabía había solicitado repetidamente ambulancias en casos que no eran necesarios—una corriente común e importante en los recursos de servicios de emergencias médicas.
"Esto se transformó en una especie de ‘momento revelador’", dijo Robbins. "Nos dimos cuenta de que tal vez no teníamos que llevar a estas personas a los centros de atención urgente. Posiblemente podíamos llamar a alguien más. Y podríamos así dejar a nuestra ambulancia en servicio para manejar situaciones críticas y que suponen un riesgo de vida sin necesidad de tener que agregar más ambulancias al servicio. Es una forma de manejar el volumen de llamados y utilizar los recursos de los servicios de emergencias médicas".
Robbins estima que del 15 al 25 por ciento de los encuentros de los proveedores de servicios de emergencias médicas con pacientes no requiere de un traslado a centros de emergencias médicas y que podría, en teoría, llevarse a cabo el traslado a un centro de atención urgente utilizando el servicio de transporte compartido."Depende de la región, el mercado, el sistema de servicios de emergencias médicas, pero todo combinado, podríamos estar hablando de algo así como del 15 al 25 por ciento de los pacientes", dijo. Para todos los mensajes, estimó que la cifra podría ser de entre el 7 y el 18 por ciento.
Las estadísticas demuestran que, en muchos casos, son innecesarios los viajes con pacientes trasladados a un servicio de urgencias por los proveedores de servicios de emergencias médicas. Un artículo del 2010 en el Diario Journal of Emergency Medical Services, o JEMS informó que en 2006, más del 24 por ciento de las visitas a servicios de urgencias se clasificaron como semi-urgentes o no urgentes.
Según el artículo del JEMS, los estudios han demostrado también que del 10 al 40 por ciento de los traslados del servicio de emergencias médicas son "traslados de baja agudeza" con dolencias menores como esguinces de tobillo o individuos con síntomas gripales. Según una revisión de la literatura publicada en el diario "Prehospital Emergency Care" en 2013, los artículos de Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido muestran que del 30 al 50 por ciento de los traslados en ambulancias a servicios de urgencias son inadecuados o innecesarios, lo que puede traducirse en millones de viajes innecesarios. En el 2009, por ejemplo, se registraron más de 28 millones de traslados de los servicios de emergencias médicas en EE.UU., según datos de la Administración Nacional de Seguridad del Tránsito en Autopistas.
Tanto Uber como Lyft han anunciado sus acuerdos con las compañías de servicios de emergencias médicas para brindar traslados a pacientes, pero esto no significa que el sistema sea extensamente utilizado, advirtió Robbins. Incluso su compañía, MONOC, no lo hace. "En mi mercado, en Nueva Jersey, no creo que ocurra esto por un largo tiempo", dijo. "La razón es que en Nueva Jersey, el nivel de apoyo vital avanzado, el nivel de paramédicos, de los servicios de emergencias médicas, es un 100 por cien tarifado por servicio. No está subsidiado por impuestos en ningún nivel—ni municipal, ni del condado, ni estatal. De modo que nuestra fuente de ingresos es únicamente lo que podemos facturar. También sucede que vivimos en un estado en el que las compañías de seguro comercial no cuentan con un pensamiento prospectivo. Están muy vinculadas con Medicare, y Medicare solo paga si se traslada… si llamo a un Uber o Lyft para trasladar al paciente, no recibiré un pago por esa atención."
En otras áreas, incluso aquellas en las que las compañías de seguros están dispuestas a reembolsar a los proveedores de servicios de emergencias médicas por los llamados que no incluyen traslado, Robbins prevé que la práctica se volverá muy común. La clave para su éxito, dice, es un firme proceso de priorización para seleccionar a los pacientes y determinar el nivel de atención médica necesario. En Las Vegas, los bomberos de la ciudad han lanzado recientemente un programa piloto que pone a una enfermera a cargo de estas selecciones. Si el operador del 911 cree que un llamado relacionado con la salud puede no requerir de un traslado de emergencia médica, transfiere el llamado a una enfermera que, con ayuda de un software de protocolo informático, determina qué es lo mejor para el paciente—un proceso que puede finalizar llamando a un Lyft para que lleve al paciente al servicio de urgencias o a un centro de atención de urgencias.
"Trabajé como jefa de enfermería en una sala de emergencias que tenía que priorizar realizar la atención de cada ambulancia que se encontraba en la puerta", le contó Melissa Giammarino, una enfermera matriculada que es parte del nuevo programa de Las Vegas, a la revista Hospitals and Health Networks. "Cada ambulancia que trasladaba a alguien que no necesitaba realmente una atención urgente me restaba tiempo para asistir en otras emergencias, ayudar a otras enfermeras, o de lidiar con otros problemas en el servicio de urgencias".
Los códigos y normas de NFPA actualmente no abordan la integración de los servicios de transporte compartido en los sistemas de emergencias médicas, pero Montes dijo que podrían ser incorporados en NFPA 451, Guía para Programas de Cuidado de la Salud para la Comunidad. Montes es enlace de personal para NFPA 451, que se espera se abra para recibir opinión pública a principios de este año. NFPA 451 es el resultado de un creciente empuje para que el cuidado de la salud para la comunidad incorpore servicios de emergencias médicas en todo su sistema de atención sanitaria—una práctica a la que generalmente se hace referencia como paramedicina para la comunidad—en la que se emplean Técnicos en Emergencias Médicas y paramédicos para controlar a los miembros de la comunidad una vez que han recibido el alta del hospital para responder a sus consultas médicas, medir sus signos vitales, asegurarse de que estén tomando su medicación, y otras tareas que por lo general no requieren de un nuevo traslado al hospital.
El modelo tiene como fin reducir la cantidad de readmisiones en los hospitales y pérdidas de turnos, lo que consume millones de dólares del sistema de cuidado de la salud del país cada año. Es también flexible y puede abordar otras cuestiones de salud pública como los servicios de salud conductual y abuso crónico de sustancias, dependiendo de una evaluación de las necesidades de la comunidad local a la que se asiste.
Al igual que Robbins, Montes reconoce el beneficio que los servicios de transporte compartido podrían ofrecer no solo a los proveedores de servicios de emergencias médicas sino también a la gente a la que asisten. "Podría ser algo absolutamente positivo si los servicios de emergencias médicas se integraran más aún en el sistema de cuidado de la salud para la comunidad", dijo. "Podría ser algo positivo para toda la comunidad".