Hace veinte años, cuando yo era un niño creciendo en Massachusetts, mis padres solían llevarme a visitar a mis abuelos cerca de la ciudad de Worcester. Era un viaje de tan solo 45 minutos, pero parecía un mundo totalmente diferente. Era una antigua ciudad industrial, un importante centro de fabricación del siglo XIX, pero que había sufrido décadas de deterioro y estaba lleno de edificios vacíos y deteriorados. Yo solía mirar por la ventana del automóvil a las formas descoloridas mientras andábamos por la ciudad. Algunas siempre llamaban mi atención, entre ellas una gran estructura de ladrillos, un antiguo depósito y almacenamiento en frío, que se asomaba por encima de la autopista, con las palabras “Worcester Cold Storage and Warehouse Co.” escritas en el frente. El edificio había sido un hito local desde lo que la mayoría de la gente podía recordar. Mi padre lo llamaba simplemente “el edificio de almacenamiento en frío”.
Tres de diciembre de 1999, era el cumpleaños de mi madre, y mi padre y yo habíamos recién salido de la casa de mis abuelos en nuestra camioneta Ford Explorer para reunirnos con ella a cenar en un restaurante italiano. Yo tenía tan solo 6 años, pero aún puedo recordar el olor a humo mientras viajábamos por la autopista I-290 atravesando la ciudad. Finalmente pudimos ver de dónde provenía – el edificio de almacenamiento en frío se estaba incendiando. Mientras seguíamos andando, a millas de distancia en la autopista, podíamos ver las llamas brotando del techo. El Cuerpo de Bomberos de Worcester (WDF) estaba allí, no obstante, y asumimos que la situación estaría pronto bajo control. Con el paso de la tarde, supimos que no había sido así.
Se había informado que dos indigentes posiblemente habrían quedado atrapados en el edificio, y los bomberos ingresaron para buscarlos. El incendio se intensificó, y dos bomberos se perdieron en el laberíntico interior. Equipos de bomberos comenzaron una búsqueda, y cuatro hombres más se perdieron entre el fuego en franco crecimiento. Finalmente, el fuego consumió el edificio, y seis bomberos de Worcester habían desaparecido.
Uno de ellos era Joseph McGuirk, un viejo amigo de mi padre. Ellos eran ambos de Worcester, pero la mayor parte de su tiempo juntos lo habían pasado en Hampton Beach, New Hampshire, donde sus familias pasaban los veranos alojados sobre la misma calle. Siguieron en contacto al casarse y cuando comenzaron a formar sus familias. Yo nací durante el verano de 1993, y el primer llamado que hicieron mis padres fue a la familia McGuirk para pedirles que se acercaran a la casa de mis abuelos a contarles la buena noticia.
Más tarde la tarde del incendio, después de que habíamos llegado a casa desde Worcester, mi padre recibió un llamado de su hermano informándole que Joe había desaparecido. Recuerdo su conmoción – él fue siempre un hombre calmo con las cosas bajo control, y no lo había visto nunca antes tan devastado. Yo no comprendía la magnitud de lo que estaba sucediendo, pero al ver a mi padre tan alterado supe que se trataba de algo serio.
Veinte años después, aún puede sentirse el impacto del incendio en el edificio de almacenamiento en frío. A nivel personal, el incendio influyó sobre mi educación, la elección de mi profesión, y el trabajo que realizo actualmente. Lo que resulta más importante, el incendio impulsó esfuerzos a nivel nacional que generaron una mejora en la seguridad de los bomberos, mejores operaciones en el lugar del incendio, mejoras en la seguridad de los edificios, y la creación de una innovadora tecnología diseñada para respaldar tales esfuerzos. Aún se están lanzando iniciativas en la comunidad de seguridad humana y contra incendios que pueden rastrear sus orígenes, al menos en parte, a lo ocurrido esa noche en el antiguo depósito sobre la Calle Franklin.
Un extenso y violento incendio
Al día siguiente, cuando se habían logrado extinguir las últimas llamas, el WFD comenzó la búsqueda de los cuerpos de los hombres desaparecidos. Durante la semana siguiente, la gente se reunía en el sitio cercado a ver cómo los bomberos hurgaban metódicamente entre los escombros. Mi papá me buscaba en la escuela e íbamos juntos al lugar, en donde estrechaba sus manos con los bomberos y les agradecía por su esfuerzo, indicándome a mí que hiciera lo mismo. Él asistió al velorio de Joe, en el que la gente esperó varias horas en el frío para poder decirles algunas palabras a los familiares. Compartió historias con los McGuirk, recordando la gran y estridente risa de Joe. Joe era un ex contratista que había servido en el WFD durante dos años y que amaba su trabajo. Se había inscrito en lecciones de buceo, esperando algún día unirse al equipo de rescate subacuático del cuerpo de bomberos.
El 9 de diciembre, mientras continuaba la búsqueda de los cuerpos, se realizó una procesión y servicio conmemorativo en Worcester. La efusión de conmoción y dolor fue inmensa. Asistieron miles de bomberos de todo el país, así como de Canadá e Irlanda. Los dignatarios que asistieron fueron el Presidente Bill Clinton, el Vicepresidente Al Gore, y los Senadores de Massachusetts Ted Kennedy y John Kerry.
Uno a uno, se fueron recuperando los cuerpos de los bomberos desaparecidos, incluso el de Joe. El 11 de diciembre, después de ocho días de búsqueda ininterrumpida, se encontró el último cuerpo. Los bomberos perdidos - James Lyons III, Jeremiah Lucey, Timothy Jackson, Paul Brotherton, Thomas Spencer, y Joe McGuirk – comenzaron a ser conocidos como los “Seis de Worcester”.
En retrospectiva, podría decirse que nadie apreció por completo los peligros planteados por el edificio de Worcester Cold Storage and Warehouse Co. El depósito de seis pisos, en forma de L ubicado sobre la calle 266 Franklin Street fue construido en 1905 para conservar alimentos, y se habían seguido pasos extraordinarios para mantener el frío interior. Los muros de ladrillos tenían un espesor de 18 pulgadas y estaban recubiertos en su interior con 6-18 pulgadas de corcho infundido en alquitrán. Poliestireno, poliuretano, y poliestireno extruido - al igual que la infusión de alquitrán, todos productos derivados del petróleo – fueron luego colocados en capas sobre el corcho, creando un sándwich de materiales aislantes que, dadas las condiciones adecuadas, podrían crear la inflamabilidad del combustible. El edificio contaba con pocas ventanas, y la mayoría estaba sellada. La mayor parte de los pisos eran laberintos de gabinetes de almacenamiento; no existía un camino de salida, e incluso los empleados del edificio de almacenamiento en frío solían perderse dentro del edificio. No se contaba con alarmas de incendio ni con sistemas de rociadores. El depósito había estado vacío desde 1991, con la excepción de indigentes que encontraban refugio allí. Según consta, algunos miembros del WFD admitieron que el edificio – o más precisamente, la posibilidad de tener que combatir un incendio allí, los aterraba.
Una fotografía de archivo de 1957 que muestra el edificio en bloque Worcester Cold Storage and Warehouse Co. Cortesía del Museo Histórico de Worcester.
Se informó a las 18:13 que provenía humo del edificio de almacenamiento en frío y los bomberos respondieron a una única alarma. Se emitió una segunda alarma a las 18:19, a pesar de que los bomberos no pudieron indicar en dónde estaba ubicado el incendio en el edificio. A las 18:20 el comando de incidentes se comunicó por radio con la central de comunicaciones solicitando cualquier información disponible sobre el edificio, pero no se recibió ni se encontró ningún tipo de información. Una dotación utilizó una escalera interior para acceder al techo y crear una ventilación rompiendo una extensa claraboya que se topaba con un foso de ascensor; un denso humo y brasas salían por el agujero. En la calle, el propietario de una compañía local le informó a un policía de tránsito que había indigentes viviendo en el edificio, información que fue transmitida al WFD. Diez minutos después de la llegada del WFD, más de dos decenas de bomberos ingresaron al edificio – algunos en busca de gente, otros en busca del origen del fuego. A pesar de que el humo denso emanaba a borbotones de la ventilación en el techo superior, el aire estaba limpio en gran parte del edificio, o mostraba solo vagos hilos de humo.
Lo que los bomberos no se dieron cuenta fue que las llamas habían estado ardiendo durante una hora o más para el momento de su llegada, y el edificio con aspecto de fortaleza había ocultado qué tan desarrollado y violento se había vuelto el fuego. Un muro cortafuego interno que dividía el edificio en dos también dificultó la evaluación por parte de algunas dotaciones sobre la severidad de las llamas. Los investigadores más tarde determinaron que una pareja de indigentes había dejado caer una vela sobre el segundo piso, iniciando el fuego sobre su ropa y otras pertenencias. Aparentemente intentaron sin éxito apagar el fuego, y abandonaron el edificio sin informar nada. Por el contrario, caminaron hacia una tienda de música cercana y se pusieron a escuchar música en CD.
Cuando los bomberos en el segundo piso localizaron el fuego a las 18:22, éste ya estaba totalmente desatado. Algunos de los hombres se preocuparon por el comportamiento del fuego; las puertas que se habían abierto en todo el edificio, junto con la ventilación en el techo superior en la parte superior del foso del ascensor, estaban causando que el fuego se propagara hacia los ascensores, y el humo y calor se chupaba hacia la parte superior de la estructura. El edificio de almacenamiento en frío, alimentado por sus mortales capas de aislamiento, se estaba convirtiendo en un horno gigante. Se estaban utilizando cuatro mangueras, pero su impacto era casi nulo. En minutos, las condiciones en el interior de gran parte del edificio se deterioraron; repentinamente un humo denso, negro acre, descendió por las secciones de los pisos y escaleras, colapsando, bloqueando todo. Se emitió una tercera alarma a las 18:42, y el comando interno le ordenó a todos que bajaran para un recuento.
Pero el impulso ya había cambiado. A las 18:47, dos bomberos se comunicaron por radio para decir que estaban perdidos en algún lugar alto del edificio – los investigadores luego determinaron que había sido en el quinto piso – y que no podían encontrar la salida. Los bomberos en equipos de a dos iniciaron una búsqueda, incluso a pesar de que las condiciones del incendio seguían empeorando, y se emitió una cuarta alarma a las 18:54. Alrededor de las 19:10, uno de los equipos de búsqueda se perdió en el quinto piso. Se realizó otro recuento a las 19:24, con algunos de los equipos de búsqueda apenas logrando salir mientras la situación empeoraba. El recuento reveló una desalentadora sorpresa; ahora habían desaparecido seis bomberos, no cuatro – dos más habían ingresado al edificio y se habían unido a los esfuerzos de rescate y ellos también, se habían perdido en la oscuridad y el caos del edificio en llamas. Se emitió una quinta alarma a las 19:29. Se intentó contactar por radio a los cuatro bomberos del rescate desaparecidos por una última vez a las 19:48. No hubo respuesta.
Un minuto después, una dotación aún adentro se comunicó por radio y manifestó su temor de que se produjera un colapso del edificio. Se dio la orden de que todos salieran a las 20:00 y la operación pasó de ser un ataque ofensivo, con búsqueda y rescate, a un ataque defensivo. El edificio se estaba convirtiendo en un infierno; la temperatura en una sección alcanzaría los 3,600 grados Fahrenheit. El fuego salía a ráfagas desde la ventilación en el techo superior alcanzando los 100 pies de altura en el cielo de la noche.
El WFD no había experimentado una muerte en servicio desde 1962. Para el momento del incendio en el edificio de almacenamiento en frío, las seis muertes fueron lo que más sufrimiento generó en un cuerpo de bomberos en un evento que no fuera un incendio forestal en Estados Unidos desde 1988. El incendio en el edificio de almacenamiento en frío fue el primer incendio estructural en la historia de la nación con seis o más muertes de bomberos en el que los factores asociados no incluyeron un colapso ni una explosión del edificio – los bomberos de Worcester se vieron simplemente sobrepasados por un incendio inmensamente potente. Dos de los bomberos fallecieron como resultado de severas lesiones térmicas y exposición al calor y gases nocivos. Cuatro fallecieron por inhalación de humo y gases calientes.
Se presentaron seis demandas por homicidio culposo contra los dos indigentes que iniciaron el incendio, pero éstas fueron desestimadas. Los cargos fueron restituidos en apelación y desestimados una vez más en 2010.
Una respuesta a nivel nacional
En el año 2000, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud y Ocupacional (NIOSH) publicó un informe detallado sobre el incendio en el edificio de almacenamiento en frío de Worcester. El informe incluyó un conjunto de 13 recomendaciones de gran alcance – vea “Punto de inflexión” más adelante – que tenía como fin mejorar la seguridad para los bomberos de la nación, desde nuevos enfoques para mitigar los peligros de incendio de edificios abandonados hasta evaluar el uso de cámaras de imágenes térmicas para ubicar bomberos perdidos. Si bien muchas de las recomendaciones fueron consideradas como demasiado ambiciosas, aun así ayudaron a lanzar una serie de programas e innovaciones que siguió impactando sobre la seguridad contra incendios moderna – y que también ejercería influencia sobre mi vida y carrera profesional.
Punto de inflexión Las 13 recomendaciones del informe del NIOSH del año 2000 sobre el incendio del edificio de almacenamiento en frío de Worcester.
Los fabricantes y organizaciones de investigación deben realizar una investigación para perfeccionar la tecnología existente, y desarrollar nueva tecnología, para rastrear los movimientos de los bomberos en el lugar del incendio. |
En 2011, me inscribí en el Instituto Politécnico de Worcester (WPI), una facultad de ingeniería ubicada a media milla del antiguo centro de almacenamiento en frío. Para ese entonces, 266 Franklin Street se había transformado: se había construido allí una nueva estación de bomberos de vanguardia en el 2008, que incluía un memorial a los Seis de Worcester. Estudié ingeniería civil en WPI, pero no estaba muy entusiasmado con la carrera. Durante mi segundo año de estudio, vi una publicación de un puesto en el departamento de ingeniería en protección contra incendios (FPE) como asistente de laboratorio. El proyecto era un esfuerzo conjunto entre el WPI y el WFD para crear un detector de cianuro de hidrógeno, o HCN, que los bomberos pudieran utilizar en el lugar del incendio. El HCN puede existir en densas concentraciones en el humo y es extremadamente tóxico, y el dispositivo alertaría a los bomberos acerca del peligro. Pensé que sonaba bastante interesante, de modo que me presenté. Conseguí el puesto.
Resultó que el proyecto del detector de HCN fue uno de los últimos de una serie de proyectos emprendidos por el Centro de Tecnología para Socorristas del WPI. El centro se había creado en respuesta directa a una recomendación en el informe del NIOSH, que alentaba a los fabricantes y organizaciones de investigación a “realizar investigaciones para perfeccionar la [tecnología] existente y desarrollar nueva tecnología para rastrear el movimiento de los bomberos en el lugar del incendio.” Los objetivos del centro incluyeron el desarrollo de tecnología que pudiera rastrear las ubicaciones de los bomberos dentro de los edificios y desarrollar un rango de otras funciones en apoyo a la seguridad de los bomberos. Más recientemente, el Centro de Tecnología para Socorristas ha contribuido en los avances de una serie de tecnologías emergentes, incluso un pronosticador de combustión súbita generalizada, equipos de monitoreo fisiológico para supervisar los signos vitales de los bomberos, y una manguera de ataque a prueba de incendios diseñada para presentar mayor confiabilidad que los típicos equipos del cuerpo de bomberos. Iniciativas similares en toda la nación han también contribuido con una serie de mejoras en la seguridad de los bomberos.
Además de alentar el desarrollo de nuevas tecnologías para mejorar la seguridad en el lugar del incendio, el incendio del edificio de almacenamiento en frío también tuvo un duradero impacto sobre las estrategias en prevención de incendios e importantes áreas relacionadas con las operaciones en el lugar del incendio, especialmente en edificios vacíos. WFD diseñó una abarcativa estrategia en prevención de incendios que incluyó inspecciones más frecuentes de edificios abandonados, una aplicación más estricta de los códigos de construcción, y costosas sanciones para los propietarios de edificios que no cumplieran con los requisitos de seguridad en sus propiedades. La metodología utilizada por Worcester fue adoptada en comunidades de todo Massachusetts, que pudieron registrar una reducción del 32 por ciento en la cantidad de incendios en edificios vacíos en el año posterior al incendio del centro de almacenamiento en frío. La ciudad asimismo comenzó a marcar los edificios vacíos con grandes carteles para advertir a los bomberos y socorristas sobre las condiciones del edificio, requisitos que fueron luego adoptados por el código de construcción estatal. Los carteles informan que debe prestarse extrema precaución al ingresar al edificio, o preferentemente que debe utilizarse un ataque defensivo, exterior. WFD también contrató oficiales en seguridad de incidentes de tiempo completo e implementó la utilización de cuerdas guía y reflectores de alta intensidad en las ubicaciones de ingreso para ayudar a los bomberos a salir de los edificios durante los incendios.
En parte impulsado por la recomendación del NIOSH, se continuó con el trabajo sobre el desarrollo de tecnología por imágenes térmicas que fuera más compacta, efectiva y asequible. Las cámaras pueden ser utilizadas para ver a través del humo, encontrar personas en edificios en llamas, y ubicar zonas de riesgo, todo lo que había requerido el WFD durante el incendio del edificio de almacenamiento en frío – pero que no contaba con una cámara porque eran consideradas demasiado costosas. (El cuerpo de bomberos de ayuda mutua prestó una cámara durante el incendio del edificio de almacenamiento en frío, pero ésta no funcionó). Ese trabajo tuvo un impresionante resultado; en 2001, solo el 24 por ciento de los cuerpos de bomberos en Estados Unidos tenía acceso a la tecnología, pero para el 2010 esa cifra había crecido a aproximadamente un 73 por ciento. Según el informe de la “Evaluación de Necesidades Terciarias del Cuerpo de Bomberos Estadounidense” publicado por NFPA en 2011, este crecimiento representó uno de los índices de adquisición más marcados alguna vez observados por cualquier tecnología en el cuerpo de bomberos.
En la actualidad, la propiedad alguna vez ocupada por el depósito y almacenamiento en frío de Worcester alberga un cuartel de bomberos que incluye un monumento en memoria a los Seis de Worcester. Cortesía de Britton W. Crosby/capecodfd.com
Parte de ese éxito ha sido debido a que los departamentos pudieron reunir los fondos para los equipos. Las expectativas de todo riesgo colocadas sobre el cuerpo de bomberos exigen una serie de recursos, muchos de ellos costosos, y en el momento en que se produjo el incendio en el edificio de almacenamiento en frío de Worcester, una gran cantidad de voces del cuerpo de bomberos exigía asistencia federal para ayudar a los departamentos de toda la nación a obtener los equipos, personal y capacitaciones necesarios. Los eventos como el incendio de Worcester resaltaron estas necesidades, al igual que los intensificados esfuerzos de defensa por parte de funcionarios de WFD y muchos otros en todo el país.
El resultado fue la creación del programa federal Beca de Ayuda a Bomberos (AFG), lanzado en el 2001. El programa AFG es administrado a través de la Ley para Mejoras en la Respuesta e Inversión en Bomberos (Firefighter Investment and Response Enhancement Act), que autorizó a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) a adjudicar becas sobre una base competitiva a cuerpos de bomberos con una serie de diversos fines. En 2019, el programa AFG asignó $350 millones de dólares a cuerpos de bomberos a nivel nacional – entre los que se incluyeron aproximadamente $210,000 para WFD para la compra de cámaras de imágenes térmicas.
En Worcester, un hijo nativo también se ofreció a ayudar a abordar el problema de financiamiento. Denis Leary, el actor y comediante, creció en la ciudad y era primo de Jeremiah Lucey y un amigo de la infancia de Thomas Spencer, dos de los Seis de Worcester. En respuesta al incendio del edificio de almacenamiento en frío, él creó la Fundación para Bomberos Leary en el 2000 como un modo de ayudar a los cuerpos de bomberos a obtener equipos, tecnología y capacitación. Según learyfirefighters.org, desde su comienzo la fundación ha reunido más de $10 millones de dólares para programas, equipos y otro tipo de asistencia para los cuerpos de bomberos en Nueva York, Boston, Worcester, Nueva Orleans y Detroit entre otros. A través de asociaciones de recolección de fondos, la fundación apoyó a WFD al donar instalaciones de vanguardia para la capacitación de bomberos, una unidad de respuesta de aparatos de respiración autónoma, un nuevo bote de rescate, y equipos adicionales, entre los que se incluyeron cámaras de imágenes térmicas. Junto con las becas del programa AFG, esfuerzos como el de Leary se han convertido en importantes fuentes de financiamiento para los cuerpos de bomberos de todo el país, otorgando dinero que ha sido fundamental para mejorar la disponibilidad de la tecnología del cuerpo de bomberos.
Una nueva generación
Nunca trabajé como ingeniero civil. En mi trabajo como asistente de laboratorio para el proyecto de HCN, registré datos del dispositivo durante pruebas en la academia estatal contra incendios, y usé equipos de auxilio para realizar yo mismo una prueba del dispositivo en un edificio en llamas. Me fascinó – sentí una conexión inmediata con el trabajo que no había nunca antes experimentado, y supe que había encontrado mi camino. La ingeniería en protección contra incendios fue como cerrar el círculo que se había iniciado aquella noche sobre la autopista I-290 al ver el incendio del edificio de almacenamiento en frío, y que había continuado al ver la consternación de mi padre, y al oír las historias sobre la risa de Joe McGuirk. Obtuve mi diploma en ingeniería civil en el 2015 de WPI, pero ingresé directamente a la maestría del programa de ingeniería en protección contra incendios (FPE) de la universidad. En mi carta de solicitud, escribí sobre el impacto del incendio del edificio de almacenamiento en frío en la ciudad de Worcester y sobre cómo le había dado forma al programa de FPE en WPI.
Me uní a NFPA como un investigador el año pasado, estudiando incendios en todo el mundo. Analizo datos de incidentes de incendios y busco nuevos modos de utilizar esta valiosa información. Los datos tienen muchas respuestas para nosotros si podemos encontrar las maneras correctas de observarlos, y formulamos las preguntas correctas.
Aún busco soluciones que aborden las lecciones aprendidas en el incendio de Worcester, y un proyecto reciente en particular capturó mi atención. En una asociación entre la Fundación de Investigación de Protección contra Incendios y la Universidad de Nueva México, los investigadores están evaluando el uso de aprendizaje automático para reconocer entidades que utilizan cámaras de imágenes térmicas, mejorar la navegación de localizadores de bomberos, detectar alarmas de dispositivos del sistema de seguridad de alerta personal a través de la filtración de ruidos en el lugar del incendio, y evaluar los índices de respiración de bomberos para determinar por cuánto tiempo durarán los suministros de oxígeno – desafíos que tuvieron un profundo impacto sobre los bomberos en el incendio del edificio de almacenamiento en frío. El proyecto está aún en su etapa de desarrollo, pero ofrece prometedoras soluciones a varios de los idealistas objetivos descritos en el informe del NIOSH del año 2000.
Aún atrae mi atención la vista desde la autopista cada vez que manejo hacia Worcester, a pesar de que ya no se asemeje en nada a lo que recuerdo de niño. Los edificios abandonados están desapareciendo, y están siendo reemplazados por una oleada de nuevas construcciones y propiedades reurbanizadas. Parecería que la ciudad está renaciendo.
No es que la antigua Worcester esté desapareciendo en calma. Hace un par de años, otro abandonado punto de referencia del centro de la ciudad, el viejo cine Paris Cinema, fue derrumbado para darle lugar a un patio cervecero. Durante la demolición, una extensa pila de escombros en el lugar se prendió fuego, amenazando a los edificios vecinos. Los camiones de bomberos rodearon el área, enmarañados en la hora pico de la tarde. Los bomberos pudieron extinguir las llamas con rapidez. No hubo lesiones.
MATTHEW FOLEY es asociado en investigación en la División de Investigación Aplicada de NFPA. Scott Sutherland, editor de NFPA Journal, colaboró en este artículo. Fotografía superior: AP/WIDE WORLD